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[:es]Garantizan féminas santacruceñas producciones hechas con yarey [:]

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Santa Cruz del Sur, 2 ago.- Varios kilómetros, a veces hasta más de 15 ó 20, deben transitar a pie hacia lugares próximos a la costa de esta localidad, los cortadores de guano. En esos apartados entornos, molestos y agresivos, cohabitan mosquitos y jejenes.

“Llevo en esta faena bastante tiempo. Se necesita mucha resistencia porque también el calor se vuelve cansancio. Sobreponerse a los obstáculos conlleva a cumplir lo planificado”, comentó al reportero Osmani Frías Pacheco.

Este hombre de paso apresurado va en compañía de otros camaradas de labor hacia sitios como María Blanco, Caimanes, La Salina y Las Catalinas. Ellos determinan de acuerdo a la coloración  de las pencas cuáles deben cortarse. “Utilizamos, dijo, una vara larga con un garfio en la punta para cercenar el tallo. Ese es el trinchete”, aclaró.

Sobre una carreta asida a un tractor se traslada periódicamente la materia prima, recibiéndola las féminas contratadas, de igual manera, por la Unidad Empresarial de Base (UEB) Industrias Locales, aquí, para ejecutar disímiles producciones en los domicilios donde ellas viven.

Yamila Águila García (Manguito) y su hermana Yadira (La Negra) moran en sendos hogares enclavados en la parte de la calle B que concluye en el Reparto Jacinto González. Ambas forman parte del grupo concertado para acometer el artesanal oficio.

Manguito ayuda a la Negra a dividir las fibras de yarey, a fin de confeccionar jabas, escobas, cestas, dóiles, sombreros y pajillas. ¨Nos  apoyamos mutuamente, pues lo convenido con la dirección de la UEB no puede tardarse´´, señaló Yamila.

Yadira explica el tratamiento dado a las pencas, antes de convertirlas en las elaboraciones indicadas. ¨Se les da de ocho a diez días de sol de acuerdo al tamaño, pero antes le picamos el trozo de tallo sobresaliente. Una vez conseguido el secado estipulado comenzamos a trabajarlas´´.

El cortador de guano Osmani Frías Pacheco vuelve a prepararse para salir hacia las intrincadas zonas aledañas a la costa santacruceña. Afila confiado el trinchete, mientras los compañeros de trajín se ocupan de llevar lo indispensable para volver a abastecer de yarey a las tenaces productoras.

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