Experto considera la palma real como una planta multifacética

La Habana, 1ro nov.- La palma real es considerada hoy en Cuba una joya de la flora nacional por su importancia ecológica, ambiental y económica.

A nivel internacional Cuba es la segunda isla con mayor diversidad de palmas por unidad de superficie, y dispone, por ejemplo, de 15 géneros y 98 taxones, de ellos 80 especies con un alto porcentaje de endemismo (restringidos a un área geográfica determinada).

Milian Rodríguez, miembro de la Sociedad Internacional de Palmeras, explicó que los géneros más representados son coccothrinax (miraguano, yuraguana y yuraguano), copernicia (jatas y yareyes), roystonea (palma real, palma criolla, palma azul, palma blanca y palma de seda), sabal (palma cana) y hemitrhinax (palmita, yuraguancillo y guanito), este último el único endémico.

De los 98 taxones existentes en el archipiélago, 50 están amenazados de acuerdo con la lista roja de la flora cubana, elaborada en 2016. Otros 19 clasifican en peligro crítico y 12 figuran en el rango de vulnerable, agregó Rodríguez.

Resaltó el investigador –citado por el diario Granma- que las principales amenazas para la preservación de las palmas consisten en el fraccionamiento severo del hábitat y la pérdida de su calidad y área de ocupación, la sobrexplotación como recurso maderero, el cambio de uso del suelo en las zonas donde se localizan, los incendios forestales y la tala furtiva.

Del fruto de la palma real conocido como palmiche se extrae su aceite para la elaboración de jabones y es utilizado también para alimentar a los cerdos.

Muchas especies de la fauna cubana nidifican o encuentran alimento en ellas, dijo el experto.

También -añadió Rodríguez- ejercen un efecto protector de las aguas y los suelos, y la raíz preparada en forma de infusión ha sido parte de la medicina tradicional en nuestros campos, como diurético.

Entre las acciones para su conservación figuran, entre ellos, las investigaciones destinadas a profundizar en el conocimiento de los tópicos relacionados con la reproducción, germinación, cultivo y resiembra, la capacitación de decisores y actores locales vinculados a la atención de las palmas, comentó el especialista.

El fomento de viveros que aseguren la plantación sostenible de nuevos ejemplares y aplicar, de forma estricta, lo establecido en la legislación ambiental y forestal a fin de evitar el uso indiscriminado de estos árboles, argumentó el miembro de la Sociedad Internacional de Palmeras (Texto y foto: PL)