Esperanzas olímpicas cubanas en paratriatlón (+ Foto)

La Habana, 19 dic.- El capitalino Jorge Ulises Calzada, de 26 años de edad, y la santiaguera Yaumara Casero Sánchez, de 19, sueñan con competir en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, el verano próximo.

Tienen en común haber sido alumnos del avezado preparador Ernesto Garrido, “El Pinto”, quien ha llevado a la cúspide al granmense Lorenzo Pérez, campeón paralímpico en Río de Janeiro 2016.

También comparten otros detalles: fue el entrenador Dioseles Fernández Acanda quien les captó para el paratriatlón, y que ahora están bajo la égida de Aurelio Romero Santana, asistido por la doctora Yaquelín y la fisioterapeuta Elaina.

Dioseles es tutor de la igualmente esperanza olímpica Leslie Amat, principal figura del triatlón en Cuba y quien puja entre convencionales por el cupo Bandera de América de cara a la cita estival en la capital nipona.

«Era atleta de paranatación en la escuela nacional Marcelo Salado cuando el profesor Dioseles me convenció de unirme al paratriatlón. En 2013 participé en la ITU World Triathlon Grand Final London», rememoró para JIT el giraldillo, afectado por una malformación congénita en su brazo derecho.

En la capital británica se ubicó en la posición 32 con tiempo de 1:28:04 horas, según la web oficial www.triathlon.org.

«Las tres disciplinas me gustan, pero la natación me apasiona. Ahí comencé en el equipo nacional», abundó al concluir una jornada de preparación en el Complejo de Piscinas Baraguá, al este de La Habana.

«Tenemos casi todo para la preparación. Estamos enfocados en conseguir el cupo para Tokio en la clasificatoria que organizará Estados Unidos a principios del próximo año», puntualizó.

«Estaré en tres competencias que dan puntos para el ranking olímpico. En esas debo salir lo mejor posible para obtener el cupo», reconoció.

«Para el año 2021, además de participar en los Paralímpicos, tengo en proyecto ingresar al curso para atletas y continuar mis estudios», precisó.

«El deporte implica mucho sacrificio. La constancia y disciplina hacen la diferencia entre triunfar o fracasar. Hay que perseverar. Creer en uno da la fortaleza y potencia los esfuerzos en entrenamientos y competencias», concluyó.

“MIMI”, DE CICLISTA A PARATRIALETA

A Yaumara Casero Sánchez, “Mimi”, como prefiere que le llamen, un accidente le cambió la vida cuando era alumna de ciclismo en la Eide Capitán Orestes Acosta, de su natal Santiago de Cuba.

«Recibí mucha ayuda de mis compañeros. Entrenaba ciclismo y una camioneta me chocó. A eso siguió la amputación de una pierna. La campeona mundial y olímpica de paratletismo, Yunidis Castillo, hizo que decidiera practicar el deporte para personas con discapacidad», confesó esta joven siempre sonriente.

«Al inicio pensé practicar el tenis de mesa, pero la entrenadora Ana Ney Salas Quesada, a quien le debo mucho, sugirió que en la natación podía obtener mejores resultados. El ciclismo, del cual provenía, exigía resistencia y eso me serviría», apuntó.

«Y no se equivocó, porque en el campeonato nacional de 2015 gané cinco medallas de oro en el estilo espalda, en 50 y 100 metros. Por eso subí al equipo nacional, donde Ernesto Garrido fue mi entrenador», recordó.

En los VI Juegos Parapanamericanos de Lima 2019 llegó última en la final de los 50 metros libre, categoría S9, con tiempo de 33.99 segundos. En la eliminatoria había marcado 34.42.

«Fue mi primera gran experiencia internacional, aunque había clasificado en el torneo Loterías Caixa, de Brasil, en 2018. Lógicamente quería ganar una medalla, pero…», lamentó.

«Entonces cambié al paratriatlón. Dioseles me dijo que tenía dos deportes buenos, el ciclismo y la natación, y solo debía entrenarme en todos, especialmente en la carrera. Eso me puso aquí», confesó.

Yaumara espera en este momento por una prótesis. «Junto a mi profesor, Aurelio Romero, he tenido conversaciones con los especialistas y pronto la tendré. Eso permitirá aumentar la carga de entrenamiento en la carrera, competir y andar», señaló la inquieta chica, quien como Jorge Ulises matriculará en el curso para atletas el año entrante, con el fin de graduarse como profesora de Educación Física.

«Son excelentes personas y atletas. Saben del sacrificio que implica prepararse para una clasificatoria olímpica y tienen experiencia en eventos de rigor», comentó Romero.

«Jorge anda bien y Mimi espera por la prótesis que sin dudas le mejorará la carrera y los resultados en general. Ambos son disciplinados, tienen potencialidades y se consagran al entrenamiento», finalizó el experimentado técnico.

En el triatlón convergen la natación, el ciclismo y la carrera. Los practicantes intentan conseguir el mejor desempeño en las tres disciplinas. Las lides paralímpicas se celebran en la distancia sprint, la mitad de la olímpica: 750 metros de natación, 20 km de ciclismo y 5 km de carrera pedestre.

Hombres y mujeres compiten por separado en diferentes categorías, las cuales —tras Río 2016— pasaron de seis a nueve, según la naturaleza y alcance de la discapacidad.

Están las de silla de ruedas (PTWC), en la cual emplean una bicicleta de mano para el ciclismo; la de a pie (PTS2-5), en que pueden utilizar dispositivos de ayuda, como piernas protésicas y bicicletas modificadas; y la discapacidad visual (PTVI), en la cual los atletas son asistidos por un guía del mismo sexo durante toda la competición.

(Tomado de Jit)