Cospe en Cuba, apuesta por la cultura y los valores inclusivos
La Habana, 8 feb.- La cultura en Cuba teje alianzas hoy con la organización italiana de Cooperación para el Desarrollo de los Países Emergentes (Cospe) en virtud del sector cultural, económico y el logro de una sociedad próspera e inclusiva.
Inclusivo y sostenible es precisamente el proyecto Juntarte, cofinanciado por la Unión Europea y codirigido por la Asociación Hermanos Saíz para fortalecer la cadena de valores de las artes escénicas en Cuba.
Ahí está la mano de Cospe y la fuerza de la alianza con las entidades culturales cubanas, afirmó el director del organismo en Cuba, Fabio Laurenzi, en entrevista exclusiva con Prensa Latina.
Laurenzi destacó la articulación efectiva de la iniciativa que, aún con las limitaciones derivadas de la pandemia de la Covid-19, solventó los obstáculos y cumplió su misión de lograr una participación de creadores de toda la isla.
La acción de colaboración internacional emergió dos años atrás con el objetivo de fomentar la investigación en los procesos creativos, capacitar y financiar propuestas artísticas que renueven y diversifiquen las ofertas de la industria cultural.
Equilibrando calidad y valores inclusivos, el proyecto culminó los primeros pasos de su andar, tras la culminación de talleres presenciales en La Habana a más de 50 participantes que incluyeron a la sociedad civil cubana y grupos comunitarios de las artes escénicas.
Al decir de Laurenzi, este intercambio generó una respuesta positiva para el fortalecimiento de las industrias creativas, por lo cual es necesario poner en práctica los contenidos aprendidos y socializar los resultados tanto en el mercado cubano como europeo.
Por tanto, reiteró la importancia de similares dinámicas internacionales, de emprendimiento y desarrollo sociocultural que mantengan las puertas abiertas para la colaboración cultural, social y económica de la sociedad civil y las instituciones.
Génesis
Privada, laica y sin fines de lucro, Cospe nació en 1983 y desde entonces se ha proyectado al mundo, entendiendo como cooperación internacional el espacio para articular relaciones basadas en el respeto, el trabajo en conjunto y la búsqueda de soluciones.
Tenemos doble alma: una vinculada al desarrollo sustentable, inclusivo, económico y social de los países de la zona sur del mundo, expresó Laurenzi.
La otra, manifestó, nos mueve como actor global en África, América Latina, parte de Asia y todo el Mediterráneo en temas de educación, inclusión, lucha contra el racismo, xenofobia, apoyo a los emigrantes.
De ahí que su camino mantiene vínculos con otras naciones latinoamericanas como Nicaragua, Salvador, Guatemala, Argentina, Uruguay, donde se crean también alternativas estratégicas para solucionar las brechas detectadas en los diferentes renglones de la sociedad.
Inclusive, desde algunas de esas naciones se crean alianzas con Cuba por intermedio de programas que posibilitan compartir experiencias para el fortalecimiento de capacidades a profesionales cubanos en diversas esferas.
Más allá de la cultura
La llegada de Cospe a suelo cubano ocurrió en la primera década de los años 1990, cuando la isla buscaba alternativas para sobreponerse al llamado Periodo Especial y se abría a otras formas de ayuda más allá de las que provenía de los países del bloque socialista.
Difícil aterrizaje, sí, sobre todo por el complejo contexto y el trabajo que implicaba, para la parte cubana, conocer los objetivos e intereses de Cospe y, del lado italiano, descubrir el país más allá de la imagen difundida al exterior.
Laurenzi ratificó que se trató de un desafío y que implicó trabajar unidos, lograr el diálogo y el entendimiento entre las partes implicadas, sus visiones, lenguajes y recursos diferentes. Su llegada partió de un compromiso político y los deseos de concretar proyectos con las nuevas organizaciones de la sociedad, bebiendo de las propias fortalezas del sistema cubano y las propuestas de los sectores, aseguró.
La idea, manifestó el directivo, era lograr una retroalimentación y trabajar a partir del análisis previo de necesidades e iniciativas que mantuvieran los compromisos y logros de la organización y, a la vez, ofrecieran nuevas oportunidades económicas, sociales y culturales a la isla.
Impulsados por esta motivación, la entidad desarrolla en Cuba diversas iniciativas, más allá de la cultura, dirigidas al sector urbano, agrícola, la participación ciudadana, el fortalecimiento de la sociedad civil y el apoyo a los procesos de descentralización de los servicios.
El desarrollo local y el manejo sustentable de los recursos naturales también guían la práctica de la organización en la isla, siempre partiendo del análisis y las propuestas de organizaciones sociales.
Laurenzi recuerda entre sus primeros pasos en la nación cubana el programa Habana Ecópolis, desarrollado por una red de organizaciones y universidades para lograr la rehabilitación urbana y el desarrollo comunitario en la ciudad de La Habana.
El consorcio intervino en áreas de la capital cubana como las comunidades de Centro Habana, San Miguel del Padrón, Marianao y Guanabacoa, con el objetivo de lograr el saneamiento y el desarrollo sustentable mediante la participación y educación ambiental de los ciudadanos.
Pesca es otro de los proyectos de gestión medioambiental donde intervino Cospe con la intención de contribuir a mitigar el impacto de la pesca intensiva en zonas costeras de la isla, el manejo sustentable de los mares y las potencialidades de las cooperativas de pescadores y sus productos.
En definitiva, concluyó Laurenzi, Cospe en Cuba es sinónimo de ayuda y, como indica su nombre, una organización para generar alianzas que fortalezcan la cultura, en este caso la cubana, con todos sus engranajes y mediante proyectos más sostenibles y prósperos para la economía, más creativos y equitativos para la sociedad civil.
(Prensa Latina)