[:es]Combatiente santacruceña juró no renunciar al deber[:]

[:es]DSC08366Santa Cruz del Sur, 19 feb.- La hija menor le coloca las seis medallas, el sello que la identifica como miembro de la 05 de la Revolución Cubana (ACRC) y le da el beso cariñoso del amanecer. Gladis Paula Pérez Reytor nació conociendo las pesadumbres de la miseria en la finca El porvenir, propiedad de Ángel Piña, en Campechuela, zona ubicada en el oriente de la Isla.

Esta moradora del reparto El Micro en el poblado Cándido González, tiene salvaguardadas muchas remembranzas personales en su memoria. Modestamente las narró como si supiera de antemano las cuestiones que el redactor precisaba conocer.

“Papá era bueno pero se trancaba como un arado. Quise en varias ocasiones acompañar a la hija del mayoral a la escuela, para yo dejar de ser bruta, pero los ruegos no lo convencían. Él sólo sabía realizar trabajos rudos, entre ellos la chapea de potreros. Mamá se desgastaba lavando y planchando. Mientras más sacrificio, las escaseces incrementan nuestras desgracias”.

“Allí el dinero lo tenían los ricos, los pobres recibían el vale del día por valor de un peso y unos centavos. Si la gente no gastaba todo el dinero en la tienda de Piña, le daban un contravale. Por donde quiera nos machacaban los ricachones”.

Cuando se casó, él esposo le propuso irse a recoger café en la finca La Gloria, asentada en las Minas de Bueicito. “Allá se rumoraba que había un hombre llamado Fidel. Si triunfaba en la guerra, los desposeídos tendríamos lo que necesitábamos y seríamos libres”.

Eraquio, su compañero del amor durante 62 años, entró en la parte de los cafetales que se les había asignado a ambos para la recogida del fruto. “Allí se tropezó con el hijo del terrateniente. El muchacho se había alzado con los rebeldes”. Quiso que el campesino le avisara al progenitor de su presencia en el sitio.

A principios de 1957 el cónyuge de la Pérez decide buscar a los barbudos de la Sierra Maestra. “Volví para el ranchito de mis padres sin saber que la situación se manifestaba peor. Los guardias rurales de Batista mataban a cuanto joven le “olía” a sedicioso.Ya tenía mi hija Ángela”, pero Quedó embarazada al partir loma arriba el nuevo insurgente.

En Santa Cruz del Sur vivía la madre de Eraquio. “Vine para su casa”, evocó la Pérez. “Conocí que apoyaba al Movimiento 26 de Julio (M-26-7). Los jefes eran Nene Betancourt y René Guerrero. Tras conocerme me propusieron integrarme a las actividades clandestinas.

Metía en el interior de los pañales de Raúl, su pequeño retoño, medicamentos, cartas y bonos. “Sin despertar sospechas llevaba el niño en brazos”. Unas veces dejaba los encargos en Floreache, de igual manera en la parte de Pelayo, intrincados lugares de estos predios.

Los cabecillas locales del M-26-7 avisaron a los colaboradores que estaban en peligro de perder la vida. “Se nos orientó coger el monte. Entonces pedí permiso para ir hasta Los Macutos (poblado de la comunidad Haití), dejando a Ángela y al varoncito al amparo de la señora Olimpia Corona, muy amiga de Eraquio”.

Cumple la indicación de ir hasta Floriache. Luís Mejías, el guía elegido conduce a la joven hasta los montes de Meso, en Cuatro Compañeros. “Me uno a la tropa comandada por el Capitán Conrado Benítez, que era parte de la Columna 13 al mando de Víctor Mora. En el oculto campamento curaba heridos “y realizaba las guardias en las distintas postas”.

En la espesura del monte se reencontraron ella y Eraquio. “Volvimos a unirnos para no separarnos nunca más, hasta el día de su muerte. Periodista, con la vejez y las enfermedades llega el ocaso de los seres humanos. Pero los ideales de él y los compañeros de lucha siguen aferrados a las conquistas alcanzadas por los máximos líderes cubanos”.

Cuando triunfó la Revolución Pérez Reytor tenía 19 marzos. “Se nos planteó a los integrantes del Ejército Rebelde ir para La Habana a superarnos, sin embargo preferí cumplir lo prometido: recoger a mis hijos, terminarlos de criar y apoyar todas las tareas que se me ordenaran. Pude alfabetizarme. Leí en los libros el significado de la palabra Revolución, expresé mis ideas de forma escrita. A partir del primero de enero de 1959, me convertí en una guajira con derecho y libertad”.

 

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