De miliciana se vestirá Cuba si volviera a ser agredida

Santa Cruz del Sur, 12.- El imperialismo se negó a aceptar que ante sus propios balbuceos rabiosos la Isla hubiera alcanzado la libertad definitiva. En lo adelante todo sería más difícil,  anunciaba Fidel al Ejército Rebelde y al pueblo. Defender lo conquistado equivalía a prepararse mejor para impedir los propósitos evidentes del adversario.

Sabotajes a cañaverales e industrias,  planes de atentados al propio Comandante en Jefe y principales líderes revolucionarios, bloqueo económico, comercial y financiero para tratar de asfixiar a toda costa a la humilde gente de la tierra indoblegable, eran algunos de los ensañamientos.

El 26 de octubre de 1959 en una gran concentración popular frente al antiguo Palacio Presidencial en La Habana, el máximo dirigente histórico creó las milicias nacionales revolucionarias (MNR). Similar acontecimiento ocurrió en el resto de la Mayor de las Antillas.

Con un enemigo colmado de tanta prepotencia se podía esperar cosas peores. Los cubanos comenzaban a prepararse con las armas en la mano. El verde olivo seguía cobrando fuerza en el entrenamiento de los batallones. Hombres y mujeres demostraban su fibrosa voluntad en todos los entrenamientos combativos. Cuba no caería jamás en poder de los americanos.

Los valerosos soldados combatieron a los contrarrevolucionarios alzados en distintas regiones. Los Malagones, campesinos de pura cepa, fueron un ejemplo de esto en los lomeríos de la provincia de Pinar del Río. Las bandas  habían sido organizadas, financiadas y armadas por el gobernador de turno de los Estados Unidos.

El 17 de abril de 1961 la Agencia Central de Inteligencia (CIA) envió a esos lacayos de origen cubano adeptos a la ideología sanguinaria, para invadir al archipiélago por playa Girón, zona ubicada al sur de la provincia de Matanzas.

Las unidades de milicias  en menos de 72 horas hicieron añicos los planes de los traidores enviados a matar a los hijos de una tierra que alguna vez les perteneció por haber nacido en ella. Prepararse para la defensa de cada conquista obtenida continúa siendo tarea de primer orden. De combatiente se vestirá Cuba si volviera  a ser atacada.