Clubes del Oeste, ¿recuerda?
La larga secuencia se inicia con el Casino Deportivo, propiedad de Alfredo Hornedo, Senador de la República y dueño asimismo del periódico El País, y otras muchas empresas, entre las que se impone mencionar el hotel Rosita de Hornedo (actual Sierra Maestra) y el teatro Blanquita, el mayor del mundo en el momento de su inauguración (1950) con 6 500 butacas, cafetería para 200 comensales y pista de patinaje sobre hielo, y que al igual que el balneario se ubican en la zona de La Puntilla, en Miramar. Era el Casino Deportivo el preferido de la pequeña, pero poderosa comunidad hebrea de Cuba. Hoy es el Círculo Cristino Naranjo.
Seguía a continuación el Club de Ferreteros, actual Círculo Social Obrero Amando Mestre. Seguían otros tres balnearios, uno junto al otro. Club de Profesionales (Escuela de Natación Marcelo Salado), Balneario Universitario y hotel Copacabana Yacht Club, que al igual que el Hotel Comodoro Yacht Club, situado más al oeste, abría sus piscinas e instalaciones a socios.
Más adelante se encontraba el Miramar Yacht Club, después CSO Patricio Lumumba y actual Casa Central de las FAR. La edificación actual data de comienzos de la década de 1950 y sustituyó a un interesante palacete de madera.
Aparecía después el Cubanaleco, de los trabajadores de la Compañía Cubana de Electricidad. Había sido el Swimming Club, y lo adquirió el Cubanaleco cuando vendió sus instalaciones originales en El Vedado para la construcción del edificio Focsa. Es hoy el CSO Otto Parellada. Le seguía el balneario Hijas de Galicia (CSO José Luis Tassende) para la colonia de esa región española -hombres y mujeres.
A continuación comenzaba la playa de Marianao propiamente dicha, entre las dos rotondas de la Quinta Avenida, en las calles 112 y 120. Ya en la Playa, aparecía primero el Círculo Militar y Naval, para oficiales de las Fuerzas Amadas que quedaron disueltas en 1959. Fue después Casa Central de las FAR y hoy es el CSO Gerardo Abreu Fontán. Seguía el balneario de La Concha (CSO Braulio Coroneaux) con una curiosa arquitectura seudo mudéjar. Era el único que funcionaba sin asociados fijos, sino mediante el pago de la entrada y el único que daba acceso a negros y mulatos. Fue en
La Concha donde se popularizó el mojito, uno de los diez clásicos de la coctelería cubana.
Seguía a La Concha el Habana Yacht Club (CSO Julio Antonio Mella). Su arquitectura denota un estilo ecléctico afrancesado, rematado con mansardas. Fue fundado en 1886 y era el principal reducto del viejo patriciado criollo. En 1958 la única vía de acceso para nuevos socios era a través del matrimonio.
Después, el Casino Español (CSO José Ramón Rodríguez) y finalmente el Club Náutico (CSO Félix Elmuza), uno de los balnearios más económicos con su cuota de seis pesos mensuales. Era, sin embargo, uno de los preferidos entre los jóvenes que hacían vida social. Sus tés bailables dominicales, con la actuación de las mejores orquestas, eran tan gustados que, de no tener quien los invitara, los muchachos más adinerados, y miembros por tanto de los clubes más exclusivos, se colaban en el Náutico para disfrutarlos. La construcción original data de los años 30, pero con el transcurrir del tiempo su membresía creció tanto que impuso la ampliación de sus locales, lo que hizo que en 1953 el arquitecto Max Borges Recio proyectara unos enormes portales cubiertos por bóvedas, solución muy parecida a la que ejecutó por esa época en el edificio del cabaret Tropicana.
Los desniveles de los diferentes sectores de las bóvedas producen lucernarios y la obra se beneficia, dicen los entendidos, de un emplazamiento en el que la luminosidad y el color añaden atractivo a la solución arquitectónica, que establece una relación formal casi directa con las olas del mar. El edificio del club Náutico es punto de referencia en el movimiento de la arquitectura moderna en Cuba.
Más al sur, separado de la costa, estaba el Country Club de La Habana; el club y la urbanización. El club es la sede del Instituto Superior de Arte.
Mucho más separado del conjunto anterior, hacia el oeste, estaba el Havana Biltmore Yacht and Country Club. Se construyó en 1928 y su edificio principal sobresale por el componente clásico de su estilo insertado en un código ecléctico. Fue sede de una escuela de deportistas de alto rendimiento tras el triunfo de la Revolución hasta que en 1999 el edificio volvió a su condición original con el nombre de Club Habana. En su salón Primavera tuvo lugar el almuerzo de trabajo de los mandatarios que asistieron a la Cumbre Iberoamericana de La Habana.
Más al oeste, en Jaimanitas, estaba el club Cabo Parrado (actual Los Marinos) para cabos y sargentos de las FF AA. Muy cerca se encuentra el CSO Marcelo Salado, construido en 1958, pero que se inauguró después del triunfo de la Revolución. Y entre ambos estaba el balneario infantil La Playita, ya desactivado. La hilera de clubes a lo largo del litoral del municipio Playa se cierra en Santa Fe con el Alamar Club (CSO Jorge Sánchez Villar). Pero solo en La Habana -no se olviden de las playas del Este- existieron 39 clubes que contenían las denominaciones de yacht y de náutico.
(Tomado de Radio Habana Cuba)