Año bisiesto no es sinónimo de mala suerte
Asociados en algunas zonas del planeta con la mala suerte y la casual ocurrencia de memorables tragedias, los años bisiestos aparecen antes de nuestra era cuando el emperador romano Julio César creó un calendario para pretender corregir la diferencia de casi seis horas existente entre la duración real del año civil de 365 días y el denominado año trópico o solar, referido al tiempo que demora la Tierra en dar una vuelta completa alrededor del Sol.
Para superar esa irregularidad, buscó la asesoría de un astrónomo nombrado Sosígenes, quien sugirió sumar al calendario Juliano un día adicional cada cuatro años en el mes de febrero, el más corto del almanaque con una duración habitual de 28 días. La modificación no resolvió el problema, pues en la práctica el referido calendario era 11 minutos y 14 segundos más largo que el año trópico.
Con el paso de los siglos el asunto se agudizó al desplazarse cada vez más el comienzo de la primavera en el año calendario, con respecto al año astronómico. Así por ejemplo en 1582 el equinoccio de primavera en el hemisferio norte tuvo lugar el 11 de marzo y no el 21, como suele suceder.
Ello motivó que el papa Gregorio XIII, asesorado por el astrónomo Klavius, decidiera ese propio año reformar de forma brusca el calendario, para lo cual eliminó de un golpe diez días del décimo mes, al disponer que después del 4, el día 5 de octubre fuera contado como el 15. Gracias a lo mencionado, al año siguiente el inicio de la primavera volvió a coincidir con la fecha prevista.
Para evitar futuras irregularidades, el Papa Gregorio XIII eliminó también tres años bisiestos cada 400 años del nuevo calendario gregoriano y estableció la regla, todavía vigente, de que solo serían años bisiestos aquellos divisibles entre cuatro, excepto los últimos de cada siglo que mantendrían esa condición si eran divisibles por 400. Lo anterior explica que no fueran bisiestos 1700, 1800 y 1900, y sí tuvieron dicha clasificación el 1600 y el 2000.
Al estar bajo el dominio de España, Cuba adoptó el calendario gregoriano en 1583, es decir, al año siguiente de haber sido implementado por la Iglesia Católica.
Resulta curioso mencionar que todavía hay una diferencia de 26 segundos entre el tiempo empleado por la Tierra en completar una vuelta alrededor del Astro Rey, y la duración exacta del calendario gregoriano. (Tomado de www.granma.cu) (Imagen: Internet)