Amparo Sánchez Cruz rinde homenaje a su hermano caído en Pino Tres
Santa Cruz del Sur, 28 sep.- Amparo Sánchez Cruz, la hermana más pequeña de Jacobo, uno de los combatientes de la Columna 11 Cándido González emboscada el 27 de noviembre de 1958 por fuerzas del régimen de turno, volvió al Mausoleo del lugar conocido por Pino Tres a rendirle tributo al mártir y a sus otros 32 compañeros que no sobrevivieron al bestial ataque.
Desde Caibarien, municipio costero de la provincia de Villa Clara, donde reside, viajó la fémina para participar en el acto por el aniversario 67 del imborrable suceso.
“No conocí a mi hermano. Todo lo que sé me lo contaron mis padres. Desde que era un adolescente se integró al Partido Ortodoxo. Militó en ese Partido del pueblo, vergüenza contra dinero, hasta la muerte de su dirigente nacional Eduardo Chibás. La vida del joven Jacobo por luchar clandestinamente contra el gobierno de Fulgencio Batista, estaba cada vez más en riesgo. Mamá quería que se alejara del peligro pero necesitaba el carné de viajante. El problema estaba en que mis padres no lo habían inscrito. Así pasaba por esa época.
Nieves, mi madre, fue a ver un abogado en Caibarien. Le dijo que lo inscribiría con sus apellidos Cruz Espinosa. Ella le contestó que estaba de acuerdo con tal de que el muchacho saliera del poblado. Pudo irse para La Habana. Al ser asesinado Marcelo Salado, su compañero de lucha, tuvo que trasladarse para la parte oriental con el objetivo de unirse al Ejército Rebelde”, comentó.
Al formar parte de la Columna 11 Cándido González el nacido en tierra villaclareña bajó de la Sierra Maestra con el verdeolivo espíritu de lucha.”El Capitán Jaime Vega quiso trasladar a la tropa en camiones particulares al llegar a territorio camagüeyano. Mi hermano venía en la cabina del tercer vehículo”, refirió.
Tras producirse la cobarde emboscada el caibariense recibió varios impactos de proyectiles en el pecho. Cayó muerto encima del claxon del timón, lo que sirvió de alarma para que la mayoría pudiera buscar refugio en el monte en medio de la despiadada balacera, manifestó la entrevistada. Desde los cañaverales aledaños al camino de Pino Tres la furia del enemigo salía convertida en fuego y terror.
El sufrimiento de Irene Cruz Espinosa y Toribio Sánchez González, los padres de Jacobo, tuvo como aliciente, también para las hermanas Irene, Luisa y Amparo, que el heroico rebelde no luchó y derramó su sangre en vano. Sus sueños, como los de muchos jóvenes de aquella etapa se hicieron realidad el 1ro de enero de 1959 con el triunfo de la Revolución Cubana.