¿Nubarrones sobre Copenhague?

A escasos meses de la cita que se efectuará en diciembre en Copenhague, Dinamarca, para una vez más tratar de lograr acuerdos dirigidos a contrarrestar el cambio climático que tanto afecta y preocupa a la Humanidad, parecen ser que las esperanzas de su éxito no son muy halagüeñas.

A escasos meses de la cita que se efectuará en diciembre en Copenhague, Dinamarca, para una vez más tratar de lograr acuerdos dirigidos a contrarrestar el cambio climático que tanto afecta y preocupa a la Humanidad, parecen ser que las esperanzas de su éxito no son muy halagüeñas.
 
Lo cierto es que el incremento del efecto invernadero no se detiene y, según investigadores, el invierno de 2008 a 2009 “fue el quinto entre los valores más bajos registrados de su máxima extensión”.
 
En ese sentido, opinaron que la medida de la extensión del hielo es importante para saber su salud.
 
Los mas recientes datos acumulados por observadores del Ártico, muestran que tras una década “continúa la tendencia a la reducción del área cubierta por el hielo marino y aportan nuevas evidencias del adelgazamiento de estas masas de hielo”.
 
Entre los contribuyentes a esos fenómenos e históricamente el país que mayor cantidad de gases aporta a la atmósfera se encuentra sin dudas Estados Unidos, cuyos sucesivos gobiernos han evadido sus responsabilidades con el tratado de Kyoto para la reducción de las emisiones contaminantes.
 
A la luz de Copenhague, el fantasma de la estrategia norteamericana vuelve a poner en peligro las perspectivas de tomar acuerdos verdaderamente justos, equitativos y necesarios.
 
La Unión Europea (UE) no se queda muy rezagada y como segundo emisor de gases de efecto invernadero, tampoco demuestra posiciones conciliadoras en las negociaciones que se llevan a cabo y en la mayoría de las ocasiones no ha dicho una palabra.
 
Los compromisos de Japón en este campo tampoco son significativos, pues solo aspira a reducir en un ocho por ciento las emisiones para 2020.
 
Pero los de EE.UU. están por debajo de los japoneses y se proponen limitar sus emisiones para ese año nada menos que a los niveles de 1990 (un 17 por ciento sobre los niveles de 2005, mientras que la UE los pretende reducir en un 20 por ciento.
 
El hecho es que para el caso de los países industrializados, debe ser no menor del 40 por ciento desde ahora hasta 2020. “Solo así se podrán evitar las peores consecuencias del cambio climático”.
 
En una reunión en Bonn, Alemania, antes de la de Copenhague no se pudieron llegar a muchos acuerdos, pues en materia de  deforestación y degradación de los bosques no hubo resultados concretos.
 
Para la Red Latinoamericana de Sostenibilidad los bosques son un factor importante para la adaptación al cambio climático. Pero globalmente es visto únicamente como un elemento de mitigacion-sumideros de carbono- y no reconocen otros beneficios que implica la existencia de los bosques.
 
A su vez, científicos de la Universidad de Liverpool, descubrieron que si todas las reservas de carbono en forma de carbón, petróleo y gas se agotan, la cantidad incrementada de dióxido de carbono en la atmósfera empezará a modificar la química natural del océano y a mermar su capacidad de absorberlo e intercambiarlo.
 
De todas maneras, debe esperarse a las presuntas soluciones de Copenhague para comprobar hasta dónde llega la responsabilidad de algunos países desarrollados.
 
Entonces se podrá decir si se despejan o no los nubarrones que hoy cubren las negociaciones previas a la cita en Dinamarca, porque un mundo mejor es más que posible y la humanidad se lo merece.(Germán Fernández-Burguet/ AIN)