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Cisneros: “Cuba y Camagüey, ordénenme”

Cisneros: “Cuba y Camagüey, ordénenme”De amor infinito por sus patrias –la grande y la chica- estuvo plagada la vida del Marqués de Santa Lucía, Salvador Cisneros Betancourt, de cuyo fallecimiento se cumple el centenario este 28 de febrero. Esas fueron sus últimas palabras: “Cuba y Camagüey: ordénenme”.

Para la investigadora agramontina Elda Cento Gómez, vicepresidenta primera de la Unión de Historiadores de Cuba, la fuerza de su ejemplo no ha cedido ante el paso del tiempo, todo lo contrario, se sigue multiplicando con inusitada fuerza.

“Lamentablemente -señala también- a Cisneros Betancourt no se le ha rendido todo el tributo que merece su entrega sin límites a la libertad de Cuba. Todos sus aniversarios vitales, a través de estos años, no han sido recordados públicamente de manera oficial, con excepción del tributo que tuvo lugar en el año 1928 en la otrora villa de Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey, con motivo del centenario de su natalicio.”

Agrega Elda que el centenario de su fallecimiento encontró en los historiadores del legendario territorio motivación suficiente para agregarlo institucionalmente a las efemérides significativas de la región y de la Isla.

“Yo creo -destaca- que es un deber recordar quién fue este hombre: el único miembro de la nobleza criolla en incorporarse a la manigua redentora, participante en todas las Constituyentes mambisas y Presidente de la República en Armas.

“También quien consagró sus energías desde la Junta Patriótica, ya en la llamada República, al logro de la independencia absoluta, entendiéndose ésta como la derogación de la Enmienda Platt impuesta por los norteamericanos. Así lo encontró la muerte, cuando tenía 86 años de edad, aquel 28 de febrero de 1914.”

Cisneros heredó de su padre el título de Marqués que ostentaba. “Sin embargo -señala Elda- jamás hizo de esa condición un envanecimiento. Ya lo indica la inscripción hecha en la estatua que perpetúa su memoria en el Casino Campestre de la ciudad de Camagüey: “formó con los pergaminos de su nobleza, la antorcha que iluminó el camino a la libertad de Cuba”. Una descripción verdaderamente exacta. Realmente él hizo dejación de ese título nobiliario aún antes de que la metrópoli española se lo retirara, al condenarlo como traidor a la corona y a su propia clase social.”

Poseía una gran sencillez de carácter y un elevado concepto de la democracia. Fue uno de los primeros en incorporarse a la Sociedad Libertadora de Puerto Príncipe y en 1851, formaba parte de la Junta Revolucionaria con Joaquín de Agüero y otros patriotas, autores del primer levantamiento en la Isla contra el dominio colonizador.

“A Cisneros se le conoció como El Gran Ciudadano -recalca Elda- y razón había para ello. Su pasión emancipadora se refleja a través de una trayectoria límpida, donde sobresalen su participación en el histórico Alzamiento de las Clavellinas, el 5 de noviembre de 1868; su carácter de Presidente de la Cámara de Representantes en los campos de Cuba libre y su negativa de aceptar el Pacto del Zanjón.”

Supo del exilio forzoso y de la amargura de ver morir a su esposa y a sus hijos en medio del más absoluto desamparo, pues la mayor parte de su inmensa fortuna le fue embargada por orden del Capitán General, en noviembre de 1870.

Nunca dejó de trabajar en aras de la independencia total de su Patria y en Nueva York se ganaba la vida desde un chinchal de venta de tabacos. Allí organizó varios clubes de emigrados.

En 1884 volvió de nuevo al natal Puerto Príncipe y fue de los primeros en lanzarse nuevamente a la manigua redentora, en la llamada Guerra Chiquita de 1879, donde volvió a ocupar los más altos sitiales de la República en Armas, de la cual fue nombrado nuevamente Presidente.

“Fue un ejemplo de amor a Cuba, por eso cada 28 de febrero, el panteón en el Cementerio General de Camagüey donde descansa este hombre excepcional, merece el depósito no sólo de ofrendas florales, sino también del tributo perenne y físico del pueblo al cual consagró todas sus energías, mediante actos oficiales de recordación”

Cisneros renunció a un universo plagado de privilegios y bonanzas materiales, para adentrarse en el corazón generoso de su Patria. Allí -a 100 años de su deceso- late con fuerza su ejemplo.

Por Yolanda Ferrera Sosa/ Colaboradora de Radio Cadena Agramonte.