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En día gris, Damasco entierra a victimas de doble atentado

Damasco, 24 dic . – El día amaneció gris sobre Damasco, como los sentimientos y el ánimo de sus habitantes que despiden hoy a las víctimas del doble atentado terrorista del viernes que provocó 44 muertos y 166 heridos, además de considerables daños materiales.

La plaza de la milenaria Mezquita Omeya se repletó de pueblo que se congregó en esta histórica zona del Viejo Damasco, para acompañar a los enlutados familiares en un funeral que se convirtió en una manifestación de reafirmación popular de apoyo a la unidad nacional y de respaldo al presidente Bashar al-Assad.

Con banderas sirias, muchas con la foto del mandatario en el centro, la multitud coreaba diversas consignas de condena a la violencia terrorista y de determinación de aplastar la conspiración. Más personas se sumaban a la concentración mientras esperaban la llegada de los féretros.

Estos arribaron en blancas ambulancias envueltos en la bandera siria, y el pueblo sacó algunos para llevarlos en hombros hacia el interior de la mezquita en medio de exclamaciones patrióticas de la enardecida multitud.

Las lágrimas no solo humedecían los ojos y las mejillas de mujeres de varias edades allí reunidas, sino también las de hombres dolidos por los criminales actos, que el gobierno dijo tienen las huellas de mercenarios de Al-Qaeda, sin precedente en los anales de esta milenaria ciudad.

En sendos atentados a todas luces minuciosamente planificados, coordinados y ejecutados por expertos en terrorismo, dos suicidas detonaron coches bomba, el primero contra una dependencia regional de la seguridad estatal y al minuto el segundo contra la Dirección General de Inteligencia, no distante de la primera.

Dentro de la milenaria mezquita, el ministro de Donaciones y Seguro Social Abdul-Satar al-Sayyed leyó una declaración conjunta de clérigos y personalidades eclesiásticas islámicas y cristianas en la que condenan los asesinatos, los atentados dinamiteros, la destrucción y los sabotajes.

"Tales actos no son otra cosa que un reflejo real de la peligrosa conspiración que hoy afronta Siria", subrayan los líderes religiosos en su comunicado, e instan al pueblo a estar plenamente consciente de lo que está sucediendo en el país para poder derrocar esa hostilidad.

El ministro al-Sayyed afirmó que "estamos determinados a cerrar filas ante la conspiración que agrede nuestra seguridad, la patria y nuestros valores".

Entre otros oradores, estuvieron los patriarcas de las iglesias cristianas, imanes del Islam, arabistas y otras relevantes figuras de la sociedad siria.

Ante la calumnia que propagan canales televisivos de que los atentados fueron cometidos por el propio gobierno para justificar su contraofensiva contra las bandas armadas terroristas, el líder islámico Mohammad Said Ramadan al-Bouti se preguntó "cómo puede el Ejército bombardear oleoductos, matar a su propio personal y con ello matarse a él mismo".

Al-Bouti expresó que los observadores árabes a los que Siria abrió las puertas y están siendo testigos de estos actos de terror, no cubran la verdad con el velo de la injuria.

Mientras, afuera de la mezquita el pueblo concentrado coreaba "Dios, Damasco y el Gran Presidente", "Dios, Damasco y el Gran Presidente".(PL)