Hallazgo espeleológico en La Gegira, Gibara

José Pino, vicepresidente del grupo Espeleológico Cársico de la ciudad de Holguín especializado en buceo, supo por su amigo de Tierra Buena, lugar próximo a La Gegira, municipio de Gibara, en la provincia de Holguín, de la existencia allí de un Cenote prometedor.

Rápidamente contactó con Arturo Rojas, líder de ese colectivo de espeleobuzos, del Comité Espeleológico de Holguín. Fue a fines de noviembre. La búsqueda cartográfica realizada a priori no reveló ninguna oquedad con nombre reconocido y señalizada en el área sugerida.

Entonces, como vista hace fe, Arturo convocó al grupo y alrededor del cuatro de diciembre estaba en la zona “el piquete completo”, formado además por Pavel González, Walmer Pérez, Celso Pérez, Maikel Córdova, Yordanis de la Cruz, Osmel Silva y Orlay Leyva.

“Así que… pronto estábamos rompiendo monte para llegar -a la llamada por los lugareños- poza de Martín, la cual exploramos sin cumplir las esperanzas. Medio defraudados y mientras recogíamos “los cheles”, el guía Domingo Paz, dijo que a cerca de 50 metros había otra furnia parecida. Y como ya estábamos allí, fuimos a averiguar.”

Arturo respira hondo. Los ojos le brillan de emoción. “Desde que vi la Dolina el corazón me dio un vuelco. El color del agua, lo abrupto del terreno, el difícil acceso, la virginidad del entorno, resultaron señales. Este sitio, que no aparecía con nombre en ningún mapa del carso, podía depararnos sorpresas”.

Quiso la casualidad, que los había llevado a ese lugar, que fuera el día natal de Orlay. Como agasajo, decidieron inscribir la cueva con el singular nombre de Cumpleaños.

Como estábamos practicando la exploración preliminar, apuntó Walmer Pérez en la conversación con el reportero -a la cual se suman poco a poco todos los integrantes de Cársico, heterogéneo núcleo de expertos buceadores holguineros con jóvenes quienes apenas se estrenan en el desafío de las aguas-, no contábamos con la cantidad de recursos necesarios para emprender la investigación más exhaustiva.

Hicimos lo posible en esa circunstancia, que fue mucho, añade Maikel y todos ríen, felices del resultado.

Pasado el mediodía penetraron. Primero lo hicieron Arturo, Walmer y Orlay. Comprobaron la temperatura del agua dulce en superficie: 24 grados centígrados.

Con maestría comenzaron el descenso. Llegaron a los 20 metros por el pozo casi vertical. Encontraron el laminador o galería estrecha, donde ajustaron las cuerdas guías y continuaron.

Walmer registra 31 metros en su contador. Arturo 30. Deciden penetrar por una de las galerías que aparecen casi en cualquier dirección: horizontales e inclinadas hacia la profundidad.

Avanzan, y de pronto se abre ante ellos y por debajo, el enorme salón adornado por estalactitas, espeleotecmas, estalagmitas, columnas y otras formaciones geológicas cavernarias. Exploran pegados al techo.

No dan crédito a lo que ven. Nadan hasta agotar los 100 metros de cuerdas guías que llevaban. Calculan el ancho en 70 metros. Es increíble.

Cruzan varias Lucífugas como relámpagos y no faltan los camarones ciegos, de corto cuerpo, transparentes y larguísimas muelas, y algún animalejo más de la fauna cavícola que no identifican. Retornan a la superficie.

Cerca de la boca de la caverna, Pino, Celso y Pavel esperan listos para saltar al foso. Arturo y Walmer reponen la carga de oxígeno para trabajar con presiones convencionales. No tienen disponibles mezclas para intentar buscar alguno de los fondos que apreciaron, lejanos, con el haz de luz de las linternas.

Uno tras otro se sumergen. Buscan el salón recién encontrado. Arturo señala la galería que parte desde una pared. Entran. Y a poco, otro anfiteatro casi de igual magnitud, ¿o tal vez más?, surge de la oscuridad. Asombro sobre asombro. Se agota el segmento de cuerda guía adicionada.

Están fascinados, pero no pueden continuar. Se impone el sensato regreso. Es ya la media tarde del seis de diciembre. Regresan. Antes del anochecer en la ciudad de Holguín, la dirección del Comité Espeleológico conoce la noticia del importante descubrimiento. Pronto se difunde al país. (Por Alexis Rojas Aguilera, AIN)