¡Fiesta a pie de obra!
Cuando este artículo vea la luz, sus protagonistas ya estarán a pie de obra, desafiando el polvo, el sol o el aire frío, quizás la pertinaz llovizna mañanera de estos días. Son los constructores cubanos que hoy celebran su fiesta.
Los hombres de los tradicionales cascos blancos –hoy amarillos o de cualquier otro color- reciben el día con sus herramientas en mano, dispuestos a ganarle otra batalla a las gigantes lomas de áridos, que junto al cemento y otros elementos de pared, techo y piso, irán dando vida a diferentes obras sociales a lo largo y ancho de la Mayor de las Antillas, o allende los mares.
¡Cuánta abnegación la estos cubanos sencillos! De sol a sol sudan la camisa y de su tesón admirable van naciendo -o renaciendo- escuelas, hospitales, viviendas, caminos, puentes…
¡Cuántas veces deben alejarse de sus hogares y familias para acometer su labor! ¡Cuánto sacrificio callado y cuánto esfuerzo anónimo en bien de sus semejantes!
El imprescindible ejército de los constructores sin duda alguna tiene una misión titánica en el empeño de mejorar la imagen de nuestros pueblos y ciudades, así mismo, por extensión, la calidad de vida de los cubanos. Ellos son conscientes de eso y en consecuencia actúan, muchas veces enfrentándose a la necesidad de apresurar la terminación de sus obras, para lo cual despliegan energías extras, solo recuperables ante la visión magnífica de los rostros sonrientes y satisfechos de los beneficiados.
Cada cinco de diciembre se celebra en Cuba el Día del Constructor. Jornada de recuento y compromiso para quienes hacen honor a esta profesión en cualquiera de sus especialidades: albañiles, carpinteros, plomeros, ingenieros civiles, arquitectos, técnicos…
Muy a propósito vienen estas palabras que expresara el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, el 25 de septiembre de 1989 en un discurso con motivo de la inauguración del Aeropuerto Internacional "Juan Gualberto Gómez", en Varadero, Matanzas: "Sin construcción no hay agricultura, no hay presas, no hay canales, no hay sistemas de riego. Sin construcción no hay industrias, no hay centrales, no hay fábricas. Sin construcción no hay desarrollo social ni desarrollo económico, no hay escuelas, no hay círculos infantiles, no hay policlínicos, no hay hospitales, no hay hoteles, no hay aeropuertos, no hay pedraplenes, no hay calles, no hay acueductos, no hay nada. Sin la construcción volvemos a los tiempos de Cristóbal Colón cuando se dice que "descubrió" este hemisferio. Se encontró a los indios; sabían hacer sus cosas, porque sabían hacer, por ejemplo, un bohío con las palmas, con aquella materia prima que era muy abundante. Los materiales de construcción sobraban en la época de Colón. No tenían industria textil, ni la necesitaban, quizás una hamaca. No había nada. Eso sería el país sin la construcción —que es la base de todo el desarrollo económico y social—, sin tener siquiera lugares de recreación, viviendas, etcétera".
A todos, sin excepción, llegue la felicitación y el agradecimiento de los que admiramos y confiamos en su dedicación para seguir haciendo de Cuba un país bello y confortable. (Iliana Pérez Lara/ Radio Santa Cruz)