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Mirar la paja en el ojo ajeno

Mirar la paja en el ojo ajenoMirar la paja en el ojo ajeno y no ver la viga atravesada en el propio, se ha convertido en algo común para el gobierno norteamericano. Sus poderosos medios de comunicación masiva entretienen a los pobladores -más bien los atiborran- con imágenes y noticias –reales o manipuladas- de cualquier parte del mundo, casi todas encaminadas a hacer creíble la presencia de sus tropas en esos “oscuros rincones del planeta” donde no hay democracia a lo yanqui.

De paso pretenden hacerles ver que sus problemas económicos, cada vez más acuciantes, no son nada comparados con la “desgracia” de esos y otros países a los que el Pentágono apunta para próximos safaris.

Pero ya el pueblo estadounidense despierta de su letargo, su economía en casa no mejora y las promesas políticas no proporcionan viviendas, salud, educación, ni comida. Hay que hacer algo y tomando el ejemplo de la vieja y experimentada Europa se han indignado contra lo que creen la causa de la crisis sin salida, el sistema económico y financiero capitalista.

Civiles y veteranos de pasadas y recientes guerras, quizás con sus cargos de conciencia y conocimiento tardío, mas pleno, de que la violencia no es el camino, insisten en tomar pacíficamente edificaciones que albergan instituciones capitalistas tradicionales, como la Bolsa de Nueva York. Gracias a la violencia y represión policial –algo que critican duramente cuando son otros los que reprimen- no han podido alcanzar sus objetivos, pero el movimiento crece y algo conseguirá, pues sus demandas justas son las del 99 % de la población.

Estados Unidos y los países ricos tienen que resolver sus propios problemas, que son bastantes, antes que andar por el mundo repartiendo recetas de una democracia que ni allí funciona.

¿Quién les nombró como jueces en conflictos internos?

¿Quién les llamó para intervenir en países a los que han dejado en ruinas, tales como Irak, Afganistán y Libia?

¿Acaso estarían de acuerdo a que sus propios “indignados” llamaran a terceros para resolver la inequidad económica?

¿Por qué ponen en peligro la seguridad de toda la humanidad cuando azuzan conflictos bélicos en lugares tan candentes como el Medio Oriente?

En una confrontación nuclear no habrá vencedores ni vencidos, todos -tarde o temprano- pereceremos. Entonces de nada habrán valido las demostraciones de fuerza ni la soberbia imperial.

Es hora de que el ser humano ponga los adelantos de la ciencia en función de lograr mayor bienestar para todos, sin exclusiones de razas, pueblos, culturas, religiones.

Un mundo mejor, como vaticinara Fidel Castro, es posible. Y ese mundo mejor empezará con el cambio radical en el interior de cada ser humano. Para lograrlo cada quien ha de sacar primero de su ojo, la viga que entorpece mirar al otro como un hermano, para después, si acaso, ayudar a sacar la paja del ojo al vecino. (Iliana Pérez Lara/ Radio Santa Cruz)