Se mantiene la India en estado en alerta máxima tras atentados terroristas
Nueva Delhi, 14 jul.- Todas las principales ciudades de la India se mantienen en estado en alerta máxima a casi 24 horas de los atentados terroristas que cubrieron de luto a Mumbai, capital financiera del país. Aunque en urbes como Nueva Delhi la vida transcurre bajo los cánones de siempre, en los aeropuertos, los grandes mercados, los edificios gubernamentales y otros eventuales blancos de un ataque, agentes armados refuerzan la vigilancia y someten a los visitantes al consabido cacheo con detectores de metales.
Bangalore, Chennai, Hyderabad, Lucknow, Bophal, Thiruvananthapuram, Kolkataâ, todas viven hoy bajo la misma presión sin importar a cuánta distancia estén del epicentro terrorista que la víspera conmovió a la urbe más poblada de la nación surasiática.
A la espera de indicaciones más precisas emanadas de una reunión de emergencia en que participan las más altas autoridades del país, los gobiernos estaduales han tomado sus propias previsiones y sacaron a la calle más uniformados que de costumbre.
Pero en ningún otro lugar de la India se vive hoy con más tensión que en Mumbai aunque tras el susto de ayer la vida parezca haber vuelto a sus cauces normales y sus 18 millones de habitantes -o al menos la inmensa mayoría de ellos- retornaran a sus diarias rutinas.
La megalópolis ha sido víctima más de una vez de ataques como el de anoche, cuando tres fuertes explosiones en otros tantos lugares de alta afluencia de público causaron 17 muertos. Una cifra susceptible de aumento, porque los heridos pasan de 120 y algunos están en condición grave.
El triple sabotaje hizo recordar al de noviembre de 2008, cuando un comando de 10 terroristas atacó varios hoteles de lujo, una estación de trenes y un centro de rezo judío. La acción dejó 166 muertos y centenares de heridos.
El de ayer, según todos los indicios, fue cuidadosamente planificado y tuvo una clara inspiración terrorista aunque aún las autoridades no tienen pistas -o al menos así lo han declarado- sobre los posibles autores.
Lo que sí todo el mundo parece tener claro es que el objetivo del golpe es malograr las conversaciones entre la India y Pakistán, encaminadas a cubrir un déficit de confianza mutua gestado desde la época en que el agonizante colonialismo inglés les legó una arbitraria división territorial.
Del año 1947 a la fecha, los dos países han sostenido tres guerras -dos de ellas en reclamo de su mejor derecho a la fronteriza Cachemira- y protagonizado otros incidentes armados menores.
Hoy, el ministro del Interior, P. Chidambaram, dijo en voz alta lo mismo que cuchichean las amas de casa, los taxistas o los empleados públicos: los atentados de Mumbai apuntan a descarrilar el tren en que han vuelto a montarse las dos vecinas y rivales naciones.
Es una "casualidad" demasiado increíble que a menos de dos semanas de una reunión entre los cancilleres de ambos países, Mumbai, como hace dos años y medio, vuelva a ser víctima de un ataque terrorista.
En aquel entonces, la India atribuyó la autoría del hecho al grupo radical islámico Lashkar-e Taiba (Ejército de los Puros), que tiene sus bases de operaciones dentro del territorio paquistaní, y decidió abandonar la mesa de negociaciones.
En esta ocasión las mayores sospechas recaen sobre los Muyahidines Indios, un grupo islamista de origen doméstico.
Pero proceda de donde proceda el ataque, en el aire aún empolvado de Mumbai o en la tensa calma que se vive en toda en toda la India, queda flotando la pregunta de si se repetirá la historia del 2008. (PL)