Cuba reitera necesidad de instaurar orden económico internacional
Hace apenas pocos días, y ante la Centésima Conferencia Internacional del Trabajo, con sede en Suiza, reiteraba Cuba la necesidad de instaurar el orden económico internacional más justo, con énfasis en el clima de seguridad laboral que permita a los trabajadores del planeta una vida digna y decente.
Porque a lo que asistimos hoy a escala internacional es a la verdadera carnicería del trabajo, la cual se refleja en los constantes y profundos tajos que se propinan al universo laboral, no solo en economías debilitadas históricamente como las llamadas tercermundistas, sino incluso entre aquellas autodenominadas, de manera demagógica, como “de bienestar general”.
La denuncia cubana coincide además, con un instante particularmente tenso desde el punto de vista económico, en que Washington y buena parte de sus aliados pretenden imponer a las naciones suministradoras de petróleo el incremento de sus exportaciones debido, según aducen, a la pretendida falta de suministros y, en consecuencia, a altos precios del crudo.
Ciertamente, en las últimas semanas y meses el precio del petróleo ha oscilado por encima de los 100 dólares el barril pero, al parecer, nada tiene que ver esa carga con problemas de inventarios menores a los establecidos.
Según entendidos, el reciente reclamo del presidente norteamericano, Barack Obama, sobre el particular, solo intenta la baja en los precios para “no comprometer” la titulada recuperación económica del occidente industrial, azotado por una de sus peores crisis con cuna en los Estados Unidos hace casi tres años.
De esa forma, lo que se pretende es culpar públicamente a los suministradores de la continuidad de la debacle, la cual tiene mucho de su origen en la especulación financiera de las grandes bolsas capitalistas, y cuyo enfrentamiento se limitó a entregar a los tahúres en apuros elevadísimos montos del erario público, con el consecuente hundimiento de los ya magros programas de empleo y seguridad social.
El resultado no podía ser otro: el alza en el nivel de desempleo que, solo en los Estados Unidos, ronda el 10 por ciento de la fuerza de trabajo, deudas oficiales al por mayor, y ajustes que apuntan contra los magullados niveles de vida de las mayorías.
En consecuencia se repiten en Europa y en el propio escenario norteamericano, marchas y protestas, algunas de ellas de carácter generalizado y sumamente combativo, las cuales evidencian el carácter exclusivista y excluyente que caracteriza al capitalismo como pretendido “modelo global”.
Y como bien reiteraba Cuba en el seno de la citada Centésima Conferencia Internacional del Trabajo, no hay soluciones posibles mientras no se instrumenten políticas macroeconómicas coherentes que generen, junto a las riquezas, empleo y oportunidades para todos, característica, por demás, totalmente ajena al orden imperial. (Por Néstor Núñez, AIN)