En el espejo de Libia

En el espejo de LibiaRespecto a la agresión armada a Libia, como diría mi abuelita "la cosa ya pasa de castaño a oscuro". Se desoyen los llamados a la cordura de prestigiosos líderes de opinión mundiales y las conversaciones de la OTAN son una verdadera pérdida de tiempo, mientras paradójicamente se gana tiempo para seguir desangrando a la nación árabe cuyo pueblo dicen "proteger".

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, Premio Nobel de la Paz, abiertamente, en un acto que ofende tal distinción, defendió la guerra, su guerra contra Libia con razones que más parecen sinrazones: calificó el ataque contra el país del norte de África como una necesidad tanto moral como estratégica, y dijo que en esta ocasión no se repetirá un nuevo Iraq.

¿Cómo puede estar tan seguro de eso? ¿Acaso piensa borrar de la faz de la tierra a los millones de libios que se oponen a la intervención extranjera como solución a su conflicto interno?

Desde su autoproclamado cargo de gendarme mundial, de guardián de la democracia y los derechos humanos, el poderoso vecino del norte campea por su respeto en cuanto siente que puede pescar en río revuelto, si es de petróleo, mejor. Aunque esto signifique privar de sus más elementales derechos a niños, mujeres y ancianos, aunque signifique tronchar la vida a miles de jóvenes estadounidenses, muchos de ellos inmigrantes, que sirven en el ejército por dinero o por legalizar su situación y la de sus familias.

Ya es demasiado descaro para el gusto de muchísimos ciudadanos de este planeta que exigimos el cese inmediato de los brutales bombardeos contra Libia, de las guerras de rapiña de Iraq y Afganistán.

Que el presidente Obama, verdadero Nobel de la Guerra atienda sus problemas internos, que son bastantes, y no se entrometa más donde nadie lo llame. Que honre a los que por encima de diferencias e intereses propios buscan hacer de éste, un mundo mejor.

De los Estados Unidos no puede ni debe esperarse nada que favorezca a la humanidad, todo lo contrario. Los pueblos del mundo que hoy apoyan la agresión a otros estados o callan ante la injusticia, deberían mirarse en el espejo de Libia, pudieran ser los próximos. (Por: Iliana Pérez Lara/ Radio Santa Cruz)