Al sur

En el Día Mundial del Riñón un santacruceño agradece su salud

En el Día Mundial del Riñón un santacruceño agradece su saludSer tratado y tratar a los demás con el amor y la ética que se requiere, está en el actuar individual y colectivo de los trabajadores de la Salud Pública de nuestro país Es regla imprescindible a seguir con todos los pacientes que buscan en los médicos y personal paramédico no sólo la atención primaria, más que todo, la sonrisa curativa.
 
Aldo Castillo Maceo, a partir del año 1999, comenzó a asistir sistemáticamente a consulta. Sus riñones no estaban funcionando bien, fue ingresado en el Hospital Militar de Camagüey y comienza a recibir un tratamiento para combatir una aparente infección urinaria. “Pasado algún tiempo vuelvo a presentar similar problema, en la orina soltaba las proteínas, tenía los hematíes altos y la hemoglobina baja”.

Los decaimientos comenzaron a golpearlo. Una dieta muy rigurosa tiene que asumir a consecuencia de la insuficiencia renal crónica detectada por los especialistas.

“Cientos de prohibiciones me indicaron. De la carne roja sólo podía comer dos onzas al mes, el pescado podía ingerirlo todos lo días pero en pocas cantidades. Las ensaladas sí eran a libre demanda, mientras me recomendaban comer dos frutas, en las meriendas, de acuerdo al tamaño”.

Galenos de Nefrología del Hospital Provincial Manuel Ascunce Domenech,  le pusieron prohibición total  a la sal y la grasa en el plato de este joven, vecino de la zona de  Jagua Tres, distante más de 20 km de esta cabecera municipal. “Como orinaba poco, no podía faltarme la furosemida cada ocho horas, un diurético fundamental”.

Aviso inesperado

Castillo Maceo estaba incluido en el listado de los futuros “trasplantados precoces”, “debido al nivel que iba tomando la creatinina”. Ninguno había sido hemodialisado. “Porque cumplíamos estrictamente las indicaciones”, asevera.

“Imagínese, cuando llamaron por teléfono a mí casa me puse nerviosísimo. Mi esposa, y mi hijo, familiares y vecinos, me dieron mucho ánimo. Allá en el salón donde me intervendrían quirúrgicamente la fe acabó de quitarme el frío intenso producido por el aire acondicionado, los médicos, el anestesista y todo el que estaba allí, me dieron seguridad”.

Durante seis interminables horas los galenos de la Nefrología camagüeyana trabajaron en equipo, retirándole los dos riñones dañados y colocando el trasplante. Comenzaba con este tipo de paciente una nueva era en la tierra de los tinajones. “Fue operado otro compañero de sala, nombrado Adrián Hidalgo, del municipio Vertientes, quedó muy bien. De verdad le digo, es algo maravilloso poderle hablar sobre esto”.

Aldo recuerda un contratiempo en el post operatorio. Su organismo le hizo rechazo al tutor, “esa conexión temporal puesta del riñón a la vejiga y hacia la uretra. Pasé 24 horas sin orinar, me inflamé bastante. Los médicos llegaron a pensar que mi cuerpo no aceptaba el trasplante. Ni por un momento faltó el amor alrededor de mi cama. La indicación fue empezar a tomar furosemida. Esta pastillita me sacó del trance y milagrosamente todo volvió a la normalidad”.

Fundó matrimonio con Ana Iris Morales Morales hace más de 20 años. Entre ambos el respeto y la comunicación han sido indispensables factores. “Tuve muchas horas de desvelo, pero gracias a la Revolución, la medicina cubana y la familia, el deseo de que mi esposo recuperara la salud, se logró. Nuestro hijo en el propio hospital nos dio la sorpresa, había obtenido 100 puntos en su tesis de graduado como técnico medio de electrónica, del Politécnico Cándido González Morales”.

Agradecer honra

Aldo opina que ser agradecido honra al ser humano. Menciona emocionado a los doctores, ahora sus amigos: Jorge Félix, José Luis, Maira, Jorge Estrada, Francisco Ávila, Alexis Valerón y Erisdania. “Además Eroilda, la enfermera jefa de sala… son  tantos a los que debo mi vida, y no quiero dejar de incluir, por favor apúntelo, a las auxiliares de limpieza, ellas son formidables”.

Cada tres meses recibe un chequeo integral. Mantiene la creatinina, los triglicéridos, el ácido úrico, y el resto de los parámetros a niveles aceptables. “Tengo la hemoglobina entre 14 y 15. Ya puedo comer de todo”.

“Son millones de pesos los que destinada el estado para garantizarle la salud al pueblo. El Cicloporin Neoral y el Cellcept, son medicamentos que llegan  a través del mercado externo y no me cuestan un centavo. En eso debían de fijarse los imperialistas, y no criticar tanto a esta Revolución, donde la persona más sencilla recibe atención gratuita, sin preguntársele cuánto gana. Que se dejen de tanto bloqueo y ayuden a los países pobres”.

En el mundo capitalista un trasplantado de riñón, en los cuatro primeros años de operado, tiene que pagar 100 mil dólares. “Y si no los tiene se muere. Allí se vive la ley del más fuerte”, destaca Castillo Maceo.

“Solamente en una sala de Nefrología te das cuentas de los enormes esfuerzos que se hacen en este país por no dejar morir a los enfermos. Allí los pacientes tienen la alimentación garantizada y el transporte para volver a las casas después de cada hemodiálisis”, refiere la Morales Morales.

Desde el 28 de enero del 2009, afirma Aldo, “volví a nacer, coincidentemente en igual mes y día que el Maestro de todos los cubanos: José Martí. Recobré todas las energías. Me siento fuerte para volver a mi labor de carpintero, como cuenta propista. Le sigo aportando a mi patria, porque cubano soy ciento por ciento”.

Santiago SantaCruz
Cortesía para Radio Santa Cruz