Cultura cubana, un patrimonio para el orgullo
Desde aquel 20 de octubre de 1868, cuando se cantó por primera vez el Himno Nacional hasta hoy, se han entonado otras muchas canciones, pero una nota continúa surcando el aire: la cultura cubana sigue siendo un bastión indestructible.
Los fenómenos meteorológicos, las crisis mundiales, las negligencias y dificultades internas afectan importantes frentes socioeconómicos , pero ese patrimonio de valores espirituales y éticos pemanece indemne.
En 1998, el entonces presidente Fidel Castro, en el VI Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, lo definió así cuando dijo: "lo primero que hay que salvar es la cultura", a sabiendas de que entre nuestras riquezas mayores, más estimadas, más esenciales, está ella.
No vamos a negar, sin embargo, que problemas materiales afectan no pocos de sus flancos; cuántos eventos en la capital y, sobre todo en el interior, se ven limitados por trastornos objetivos.
Las carestías del petróleo en el ámbito mundial que, por supuesto, han repercutido en nuestro pequeño y asediado país, entorpecen con frecuencia una climatización adecuada en los espacios públicos destinados a espectáculos y muestras artísticas. Pero, a pesar de todo, la cultura sigue enhiesta, en pie, resistiendo, exhibiendo orgullosa sus conquistas y joyas.
Una mirada a algunos de nuestros logros en los últimos años, en las diferentes manifestaciones, invita a detenernos, por ejemplo, en las artes escénicas.
El teatro, desde el unipersonal o el pequeño formato a las más nutridas compañías, incluyendo el musical -requerido de amplios y costosos recursos- no se ha detenido, mientras la danza en sus diversas modalidades (clásica, contemporánea, de fusión) persiste en su convocatoria y cada cita a un estreno o reposición genera teatros llenos de un público entusiasta.
Como también el espléndido Festival Internacional de Ballet que este año, del próximo 28 de octubre al 7 de noviembre venidero, enriquecerá sus galas con la celebración de los 90 años de vida de una de las grandes leyendas de la danza, Alicia Alonso, creadora, junto a Fernando y Alberto, de una compañía de altos quilates de la que ella es fuente inspiradora e incitadora.
El libro se multiplica como los panes y los peces, ya apertrechados para el próximo gran evento, la Feria Internacional que en febrero de 2011, dedicada a los países del ALBA, retornará con su capacidad movilizadora e inclusiva, en tanto las editoriales persisten en poner al alcance de todos el saber de aquí y allá en los más diversos géneros y tendencias.
El cine, otra de las muy costosas y difíciles artes, si bien ha reducido un tanto sus proyectos, no ha renunciado a ellos. Entre coproducciones y esfuerzos locales, no ceja en su misión de reflejar la realidad, la historia, la vida, sobre todo en el quehacer de los más jóvenes quienes, nucleados en la Muestra de nuevos realizadores, demuestran que la continuidad en este rubro es toda una garantía.
La música muestra sus ramas ejemplares. Cada concierto en teatros y escenarios abiertos significa una cita de cientos y miles con nuestros solistas y agrupaciones y quienes llegan desde otros lares a brindarnos lo suyo. Las artes plásticas constituyen un movimiento encomiable: pintores, grabadores, artesanos, realizadores de performances e instalaciones no necesitan de la aglutinadora Bienal de la Habana para expresarse.
Galerías, museos y espacios como vestíbulos, hoteles y cines, entre otros, están siempre colmados por sus frutos, generalmente personales y subjetivos, más portadores de la raíz cubana, enriquecida por la savia universal.
A todo ello se suma el Circo, manifestación integradora y multicultural en la cual hay tanto de arte como de deporte, acunada por profesionales altamente preparados en escuelas especializadas, que llevan placer y belleza a heterogéneos y diversos públicos en todo el país..
Como afirmaba el intelectual y prócer independentista José Martí, debemos ser cultos para ser libres. Toda esta variopinta y elevada oferta cultural resultaría pobre si quienes reciben y consumen no están a la altura de tales propuestas; de ahí la insistencia de nuestras autoridades culturales en librar otra gran batalla: la masificación de la educación y la cultura.
Claro que no hay herramienta mayor que la lectura sistemática, puerta abierta, además, al conocimiento en sus más amplias connotaciones. La. campaña por la lectura, encaminada a crear o perfeccionar un receptor sólido, a la altura de nuestro patrimonio, es una de las prioridades de la isla..
La Jornada por el Día de la Cultura Nacional, en torno al 20 de octubre, es solo un pretexto para la conmemoración y la reafirmación. Un pueblo se mide, en altísima medida, precisamente por sus valores culturales, y el cubano -lo afirmamos sin una nota de chovinismo-está a la vanguardia internacional.
Vale recordarlo, sobre todo cada vez que entonamos el hermoso himno que nos identifica, concebido por Perucho Figueredo, emblema de un patrimonio inmenso, inmarcesible.