Tony Guerrero, entereza y poesía
Erguido y con voz enérgica, Antonio Guerrero Rodríguez presentó el 27 de diciembre de 2001, hace siete años, su alegato ante un jurado parcializado y una jueza de poca ética en la Corte de Miami, Florida, último lugar del mundo para realizar un juicio justo a un cubano antiterrorista.
“¿Por qué tanto odio hacia el pueblo de Cuba?
¿Porque Cuba escogió un camino distinto?
¿Porque su pueblo quiere el socialismo?
¿Porque eliminó el latifundio y erradicó el analfabetismo?
¿Porque le dio educación y atención médica gratuitas a su pueblo?
¿Porque le da un libre amanecer a sus niños?”
Preguntaba Tony, durante su intervención, y seguramente aquel jurado saturado de tanta información desvirtuada, manipulación mediática afín a la injusta sociedad capitalista, no era capaz de entender la inocencia del hombre honesto.
En prosa y verso el joven expuso detalles, ofreció verdades y su honestidad relumbró en la jauría lóbrega de la Corte miamense.
“El peligro militar para los Estados Unidos que ofrece Cuba es "cero", testificó el General norteamericano Paul Atkinson.
Incuestionable es el derecho de mi Patria —como el de cualquier otro país— a defenderse de quienes intentan hacer daño a su pueblo, señalaba el cubano, para añadir:
“Compleja, difícil, ha sido la tarea de frenar estos actos terroristas, porque estos han gozado de complicidad o indolente tolerancia de las autoridades”.
Antonio, cuya sensibilidad humana, al igual que sus compañeros Gerardo Hernández, René González, Ramón Labañino y Fernando González, aparece inseparable de su personalidad, imprimió a sus palabras vigor y constituyen testimonio vivo de la injusticia que comete el gobierno de Estados Unidos contra los Cinco.
El encierro de una década deviene ejemplo de odio e impotencia hacia Cuba y su significado para el mundo; sin embargo cada día crece la solidaridad hacia la causa noble de estos jóvenes. El camino es largo y difícil. Por encima de espinas y piedras, la verdad impone razón.
Tony en días recientes permanecía en confinamiento solitario, el conocido lock down que aplican a los prisioneros en las cárceles norteamericanas. Tortura psicológica que él supera escribiendo poesías…
A ese jurado parcial e injusto aún le resuenan hoy, después de siete años, la convicción, honor, poesía y entereza de Antonio Guerrero:
“Su Señoría: ¡Han pasado muchos meses y días de un encierro injusto, rudo y horrible!… Horas de soledad y de esperanzas; de reflexión ante lo injusto y ruin; eternos minutos donde arden los recuerdos:
“¡Recuerdos hay que queman la memoria!
"Tomo versos de Martí, para esta última página, que anoté en el diario de mis largos días:
"He vivido: al deber juré mis armas
y ni una vez el sol dobló las cuestas
sin que mi lidia y mi victoria viere…"
Citó en la Sala al poeta uruguayo y universal Mario Benedetti: "…la victoria estará como yo ahí nomás germinando…"
“Porque al final reposaremos libres y victoriosos frente a ese Sol que hoy nos ha sido negado”, concluyó Guerrero su emotivo Alegato. (AIN)