La gentileza del patio de Ada y Argeo, o al revés

La gentileza del patio de Ada y Argeo, o al revésSanta Cruz del Sur, 1 sep.-Ada Martínez Navarro y Argeo Calaña Lahera, llevan su amor matrimonial más allá de la alcoba. Ellos, en la misma medida que se entregan pasión mutua, esparcen ese sentimiento maravilloso en todas las cosas compartidas, el mejor modo, donde el respeto, la comprensión y la confianza anidan en ferviente espacio.

La voluntad de ambos unió cuatro manos ardientes. Decidieron transformar el desaliñado entorno del patio. Las tardes y fines de semana les dan luz oportuna para acondicionar el terreno, ofrecerle la fertilidad requerida y pedir a la natura su anuencia permanente para cumplir siempre los empeños.

Ada Martínez Navarro Las plantas ornamentales crecieron entre los afanes de cultivar tubérculos, plátanos, calabazas y distintas variedades de frutas. Los helechos y begonias se hicieron fuertes y bellos en latas de diferentes tamaños. El color verde ligado a los frescos aromas del Príncipe Negro, besan la vida del distinguido terreno.

“Mi hija Yayi busca y recolecta plantas de jardín., al igual que mi esposo. Todos las regamos… arrancamos las flores y hojitas secas. Programamos el tiempo para ofrecerle a todas las matas de nuestro patio la dedicación mejor, les hablamos como si fueran nuestros familiares más cercanos, ellas tienen vida, merecen eso…”, expresa Ada, tras ofrecer su taza de café.

La medicina natural está al alcance de la mano. El romero, ruda, hierba buena, quita dolor, albahaca, noni y el apasote, “ y hay más… el piñón lechero, bueno para hacer gárgaras, caña mejicana y hasta salva hombre. Cuando alguien viene buscando alguna de estas plantas para un remedio se las doy, le entregó un gajito y exhortó a que se siembre para ayudar a otros”.

En su compañía y la de Argeo recorremos el área. Se van tomando fotos y notas. Dialogamos a la sombra divina del esfuerzo. Una jabita con limones y algunas frutas me son ofrecidas en agradecimiento, las gracias brotaron para difundirlas como árboles bienhechores, deseándoles a ambos mucha prosperidad en lo que su fructífera voluntad toque.

Se consideran una pareja enamorada. La edad por avanzada, jamás extingue lo que bien queda sembrado. Su unión es nutriente de besos, fotosíntesis poderosa, jugosa maravilla.

Argeo Calaña LaheraEl encanto juguetea entre los mangos, guayabas, guanábanas, chirimoyas, plátanos manzanos y las ciruelas amarillas y rojas. “Siempre aprovechamos alguna zona, ahora voy a sembrar algunas posturas de fruta bomba y frijol caballero. Es tan beneficioso disfrutar lo que se recoge. Muchas familias pueden hacer esto, todo está en proponérselo. Es una forma de ayudar y aportar…”, manifiesta pausadamente Calaña Lahera.

Le gusta elogiar los espacios grandes, donde la maleza no tiene cabida y sí lo que  pueda cosecharse. Aunque su propiedad no es de la dimensión deseada, sabe extraerle lo esencial para fortalecer el consumo hogareño.

“Apunte esto. Hay una matica de anoncillo llena de tanta porfía que la he dejado crecer, y si estamos dentro de dos años, probaremos su primera parición”. Presiona amigablemente con una sus manos  mi hombro derecho, habla en son recordatorio de la mata de limón destrozada por los huracanes Ike y Paloma, “quedó un solo gajo, pero mire, mire, como salió adelante, le dimos atención y se pegó”.

La Martínez Navarro mira a su esposo emocionada, él conoce su intención, desea transmitir otras cuestiones necesarias. El caballeroso hombre le vuelve a brindar oportunidad. “Esto de sembrar es algo contagioso, no perjudica la salud y enriquece el alma, elimina el estrés e incrementa el deseo de ser mejores seres humanos”.

Ella no olvida sus raíces, gracias a eso siempre ríe, “eso –acota- se lo debo a que nací y me críe en el campo hasta los 16 años. Llevo en mi interior la fortaleza de la flora, la venero todos los días para seguir honrando a mis padres”.

Ha quedado puesta una vez más la mejor semilla: La bondad del trabajo. Dejémosla germinar donde no le falte el sol ni la lluvia. El continuo cumplimiento del deber es primordial aliento para el espíritu.

Santiago Santacruz
Cortesía para Radio Santa Cruz