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Maradona analiza la posibilidad de volver al 4-4-2 ante Alemania

 El seleccionado argentino volverá al trabajo, ya pensando en el partido del próximo sábado ante Alemania, en Ciudad del Cabo, por los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica 2010, y Maradona analiza dejar los tres delanteros para formar un 4-4-2.

Argentina jugó los cuatro encuentros del Mundial con un 4-3-3 que nunca había utilizado en la Eliminatoria y Maradona ensayó en los días previos al debut. Mal no le ha ido, pero el rival del sábado es Alemania y aunque Diego no quiera, sus ayudantes Mancuso y Enrique intentarán convencerlo de poner un esquema más conservador.

Alemania es una equipo que le gusta jugar rápido tomando mal parado al rival. La posesión extensiva del balón no es lo suyo, por lo cual la vorágine que le imprime la Argentina a cada ataque puede ser bien aprovechado por los alemanes.

Ante esto las dos líneas de cuatro toman favoritismo. Jonás Gutiérrez por Di María es casi una fija para poder contener a Müller, una de las figuras del conjunto teutón. Del otro lado, por donde juega Podolski, Maradona encontró tranquilidad con Otamendi y Maxi Rodríguez, por ello estos dos son inamovibles.

Al lado de Mascherano debería volver Verón para darle juego a Messi, a quine empieza no gustarle eso de ser enganche y único responsable de armar juego en la mediacancha. Ante México se lo notó frustrado y de a ratos se iba del partido, por eso Diego piensa en volver a confiar en la Bruja, aunque no habría que descartar una posible sorpresa con la inclusión Pastore.

El problemas es a quién sacar de los delanteros, en caso que el 4-4-2 tome seriedad con el correr de los días. Messi obvio que no, por lo que quedan los dos goleadores de la albiceleste: Higuaín y Tévez, autores de seis de los diez goles que tiene el seleccionado.

Es verdad que ya han salido del equipo Verón y Jonás, dos intocables para Maradona, pero se ve difícil que Diego cambie justo ahora. El golpe por golpe que Argentina propone con su 4-3-3 le ha salido bien, apoyándose en el peso de la jerarquía del tridente ofensivo, por lo cual no se vislumbra que sea real el cambio táctico, más allá que algunos lo quieran convencer.