FAO: Alternativas para la seguridad alimentaria
Panamá, 29 abr .- El sostenido encarecimiento de los productos básicos en los mercados internacionales, con énfasis en los alimentos, coloca hoy ante Latinoamérica el reto de impulsar alternativas para garantizar las necesidades de la población.
El tema concentra la atención en la agenda de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la cual apuesta por reducir la dependencia de las importaciones en las economías de la región.
Cabe recordar que el impulso a los llamados biocombustibles, como opción frente a los elevados precios del petróleo y sus derivados, jugó su papel negativo al desviarse hacia ese propósito importantes volúmenes de rubros agrícolas.
De manera casi inmediata llegó la crisis económica internacional que ocasionó un severo deterioro en las finanzas de las naciones en desarrollo, con el consiguiente impacto adverso en la capacidad importadora.
Bajo los efectos de esa coyuntura, la FAO defiende la llamada agricultura familiar, la cual contribuye a incrementar la producción local de alimentos y el desarrollo rural.
Ya en el 2007, un análisis del organismo -de conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)- en seis países (Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México y Nicaragua) resaltó la importancia de esa modalidad, con énfasis en el empleo y utilización de los recursos naturales.
Las estadísticas revelan la participación de la agricultura familiar en la región, donde el Centroamérica aporta la totalidad del maíz para consumo humano, los tubérculos, frijoles y buena parte de la ganadería de doble propósito.
Asimismo, en una potencia económica como Brasil le corresponde hasta 52 por ciento de la producción de leche y 67 por ciento en el caso del frijol.
Fernando Soto, director de Políticas de la Oficina de la FAO para Latinoamérica, afirmó que el escenario internacional llevó a cambiar políticas que durante décadas defendían "la importación de alimentos básicos baratos en vez de producirlos".
El punto débil de la agricultura familiar, aun pendiente de solución, esta en la brecha de productividad que mantiene respecto a la mecanizada.
Frente a ello, la propuesta de la institución se orienta a fortalecer la actividad en sus ejes fundamentales, entre los cuales se incluye la búsqueda de mercados agroalimentarios competitivos y el estimulo a la pequeña producción.
Esas acciones se insertan en el objetivo de combatir el hambre, pues los estimados de la FAO sitúan en 53 millones la cifra de personas que sufren desnutrición en la zona.(PL)