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La democracia está asegurada en los comicios cubanos

La democracia está asegurada en los comicios cubanosAlrededor de ocho millones 400 mil electores, el 71 por ciento de la población cubana, tienen derecho a participar en los comicios parciales de este año cuyas asambleas de nominación de candidatos transcurren hasta el 24 de marzo.
  
Esa cifra refrenda los principios y la vocación democrática que rigen los sufragios en Cuba, lo cual reconoce la ciudadanía y lo demuestra con su notable participación. 
  
La experiencia de los 13 procesos electorales anteriores, desde 1976, indica que más del 90 por ciento de los cubanos con derecho al voto concurren a las urnas, porcentaje  difícil de igualar en ningún otro país en el mundo.
  
En Estados Unidos sus ideólogos, gobernantes y la prensa, se ufanan de democracia impecable cuando, en realidad, el alto abstencionismo marca la gran desconfianza e indiferencia de los ciudadanos con derecho al voto.    
  
La transparencia de los procesos electorales cubanos fomenta la confianza del pueblo hacia su sistema político.
  
A partir del 27 de marzo, en cada circunscripción electoral serán colocadas en lugares públicos las fotos y biografías de los candidatos nominados y así los electores que no los conocen podrán tener elementos para votar por la persona más idónea, en atención a sus méritos y virtudes.
  
No olvidemos tampoco que hasta hace unas semanas las oficinas del Carné de Identidad en todo el país, con el apoyo de los Comités de Defensa de la Revolución,  actualizaron los registros de electores en los barrios.
  
Se trató de un paso imprescindible en vista de los naturales fallecimientos, traslados de ciudadanos e incorporaciones de nuevos votantes que se originan cada año. En el actual proceso adquieren su derecho al sufragio 320 mil jóvenes, quienes pasan a engrosar el Registro de Electores. 
  
Es un documento que, en otras naciones, se conoce como el “padrón electoral” y ocasiona no pocos diferendos entre los partidos políticos aspirantes al poder. De entrada se mantiene en absoluto secreto por razones siempre oscuras, mientras en Cuba es de absoluto dominio público, como lo recoge la propia Constitución.
  
Es así que en él no cabe la inclusión de reclusos, fallecidos o nombres inventados… como sucede en otros lares del planeta, donde el dinero, ansias de poder de políticos corruptos y el escamoteo, están a la orden del día.    
  
Se trata de un documento al cual en Cuba pasan, de oficio, todos los ciudadanos y al que, en no pocas naciones, sus habitantes acceden mediante pagos, favores y otros sucios manejos. (Por Miguel José Maury Guerrero) (AIN)