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Cita de jóvenes, Congreso de futuro

Cita de jóvenes, Congreso de futuroAún sin comenzar sus sesiones, el IX Congreso de la UJC tiene ya más de un punto a su favor, el primero, convertir en certeza lo evidente: que la continuidad histórica de la Revolución confiada a los jóvenes no es misión hipotética ni algo para después, porque el futuro es y se hace ahora.
  
Venía haciendo falta una sacudida, y la propia convocatoria a la cita, pero sobre todo el debate iniciado con las asambleas abiertas el 28 de octubre de 2009 en más de 38 mil centros de trabajo y estudio de todo el país, movió el piso en no pocos lugares, estremeció conciencias y puso a pensar a muchos.
  
Dos felices ideas se conjugaron entonces, ambas esenciales para construir, desde sus cimientos un congreso de la juventud cubana: dar a todos la palabra y pedirles mirar hacia adentro y, en especial, al comité de base y a los militantes, para saber cómo se ven los jóvenes, cómo asumen los rigores y los desafíos de su tiempo y qué piensan de su vanguardia política. 
  
Con absoluta sinceridad, a veces hasta con crudeza, se habló ese día y no como francotiradores o de quien trata de ocultar y justificar desaciertos, aunque nunca falta quien lo ve todo malo y los que todo lo aprecian bueno.   
  
En casi todos los sitios acaeció excelente diálogo. Valiosa contribución y bien aprovechada oportunidad para escuchar, opinar, coger a más de un toro por los cuernos, reflexionar, sugerir, esclarecer, aunar y movilizar, en la búsqueda común de soluciones a problemas que, en buena medida, corresponde al propio colectivo enfrentar y resolver.
  
Nobleza obliga y franqueza también, e igual de honesto ha sido el debate durante todo el proceso orgánico del IX Congreso, primero en el balance de las organizaciones de base y luego en las asambleas municipales y provinciales de la Unión de Jóvenes Comunistas.
  
Buena sacudida al formalismo, la rutina y la inercia; arremetida contra el conformismo y la tendencia a dar por hecho lo malo, tan corrosiva y funesta como la participación en el delito, indisciplina u otro acto reprobable; un llamado al combate, a la acción sistemática, a no esperar que el maná caiga del cielo ni que orientaciones y soluciones vengan “de arriba”.
  
Actuar, sin “peros” ni demoras: la clara comprensión de la urgencia está en la esencia del debate, concebido por la UJC para reconocerse en sus aciertos y yerros, pero sobre todo en el sinfín de cosas por hacer y en esa heterogénea multitud de jóvenes que, militantes o no, ha de representar, guiar y preparar.
  
Restan los días de Congreso y, más importante aún, los que vendrán después, tiempo de repasar, de cumplir, de hacer, de construir y también de continuar pensando en voz alta y entre todos sobre realidades, necesidades, aspiraciones e, incluso, soluciones que rebasan una cita, pero que el porvenir reclama. (Por María Elena Alvarez/Servicio Especial de la AIN)