Unificación monetaria, imperativo para reordenar la economía en Cuba
En ese sentido recordó –en declaraciones reproducidas por el diario Granma- que en los años 90 del pasado siglo la extinción de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y la desintegración del campo socialista golpearon con dureza a la nación caribeña.
Entre 1989 y 1993, el Producto Interno Bruto (PIB) registró una caída de casi un 35 por ciento; el consumo de combustible disminuyó a menos de la mitad, y el comercio exterior se redujo en más de un 80 por ciento, puntualizó.
Paralelo a ello, añadió, el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Washington se vio reforzado, lo cual agravó el desabastecimiento de productos en los mercados minoristas y desató fuertes desequilibrios monetarios.
De esa manera, explicó, el peso cubano perdió su poder adquisitivo y sus funciones como medio de cambio, reserva de valor y unidad de cuenta, al tiempo que facilitó las condiciones para una dolarización de facto, manifestada en el mercado informal.
La publicación recuerda que ante esa situación en el país se diseñaron un grupo de medidas para reactivar la economía nacional, reinsertarla en el mercado internacional y atender los importantes desequilibrios macroeconómicos.
No obstante, García subrayó que la dolarización nunca alcanzó la totalidad de la economía, pues los salarios, la seguridad y asistencia social, los servicios, los productos normados, entre otras actividades, prosiguieron en pesos cubanos.
Posteriormente, en 2003 y 2004, el nivel de recuperación económica alcanzado permitió el inicio de la retirada del dólar de la circulación y se sustituyó por el CUC. Desde ese momento en la comercialización de productos en el país coexistían las dos monedas nacionales, el peso cubano y el convertible, estableciéndose así una dualidad monetaria.
Fue entonces que en 2011, a partir de los Lineamientos del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, se orienta la unificación como parte del proceso de ordenamiento monetario en la nación.
Por su parte, Ian Pedro Carbonell, especialista de la Dirección General de Políticas Económicas del BCC, opina que el fenómeno de la dualidad tiene en la actualidad problemas subyacentes que deben solucionarse con prontitud.
Al respecto, Carbonell cita la dualidad monetaria en sí, y la cambiaria, que establece tipos de cambio diferentes entre las monedas nacionales, y entre ellas y las divisas extranjeras, lo cual genera distorsiones en el sector empresarial y en la forma en que la población interactúa.
A su vez, la especialista del BCC Karina Cruz refiere que un entorno ideal para el reordenamiento monetario en la estabilidad de la moneda nacional, bajo la premisa de garantizar los procesos de emisión de dinero en correspondencia con la evolución de la economía real o productiva.
Así, estima, un escenario favorable para que el peso cubano pueda cumplir con sus funciones y se logren preservar los equilibrios macroeconómicos, implicaría un tipo de cambio que acerque la oferta y la demanda de divisas; la existencia de reglas claras de emisión monetaria y la disciplina entre los ingresos y gastos del Gobierno (control del endeudamiento público), entre otras variables.