Trabajador Radio Santa Cruz evoca Operación Carlota

Santa Cruz del Sur, 5 nov .- Los vínculos de hermandad solidaria fueron fraguados en la etapa más crucial entre la República Popular de Angola (RPA) y Cuba. Estos lazos se fortalecieron aún más desde noviembre de 1975 por la sangre vertida de héroes y mártires de ambos pueblos durante la lucha contra las fuerzas sudafricanas. Ellos contribuyeron con inquebrantable heroísmo a destruir el apartheid.

Con apenas 22 años a Hugo Betancourt Mayoral, un joven biólogo marino, trabajador de la Empresa Camaronicultora en Santa Cruz del Sur, la Revolución le pedía su colaboración internacionalista para apoyar la defensa angoleña. “Era el único técnico dedicado al engorde del crustáceo, pero otro deber requería mi presencia en esa etapa histórica. Di la respuesta afirmativa como ya lo habían hecho muchos jóvenes en esta localidad y otras regiones del país”.

Así se vio involucrado en la Operación Carlota, como se conoce a la ayuda militar internacionalista prestada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba a la República Popular de Angola, con el objetivo de preservar su independencia e integridad territorial, e impedir una invasión de Sudáfrica por su frontera sur.

Al incrementarse los ataques a Cuito Cunavale por los sudafricanos los máximos directivos del Gobierno socialista liderado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, deciden, con la anuencia del presidente de la RPA Agostino Neto, envíar más tropas cubanas hacia esa área de la geografía africana.

“Se hizo entonces un llamado especial a mediados del mes de abril de 1988, al que acudimos varios camaradas y yo”, señala el interpelado Betancourt Mayoral.

Un impacto inicial le dio entender al nuevo soldado por qué se debía luchar por la justicia. “Al llegar a Angola vi unos niños comiendo desperdicios en un basurero. Era necesario el apoyo combativo a esa nación para acabar con las miserias humanas que generaba la barbarie”.

“El 3 de mayo de ese propio año nos ubican en un lugar que los cubanos habían bautizado finca El Miedo, ubicada en Menongue. Era un territorio donde operaba el Estado Mayor, las fuerzas semiregulares y los guerrilleros de la enemiga UNITA. Aprovechaban el horario nocturno para atacar con morteros”.

El santacruceño fue designado para la 20 brigada de tanques en el 73 grupo táctico del pelotón de infantería encargado de la retaguardia. “Nos dedicábamos a realizar emboscadas, custodiar movimientos combativos de disímiles tipos. Recuerdo que, en el mes de junio, al producirse una alarma área nos mandaron a cubrir el tercer anillo destinado a la protección de la ciudad de Menongue”.

Durante 8 oportunidades la UNITA los agredió con cañones B10, morteros de 82 milímetros y cohetes GRAD-1P, durante los días que protegieron el aeropuerto de esa urbe. “No pudieron lograr su propósito”, evocó el sargento de segunda, integrante de aquella tropa encargada de la pieza lanzagranadas AGS-17.

Despunta el fervor en las expresiones al narrar la trayectoria tan difícil durante la larga caravana hacia la ciudad de Longa en la provincia Cuando Cubango, a 100 kilómetros de Menongue.

“Fuimos a recoger a muchos compañeros nuestros acantonados en ese sitio al producirse los acuerdos de paz entre Angola, Cuba y Sudáfrica. Mantuvimos un avance muy precavido porque la UNITA se había especializado en la guerra de las minas y debíamos esperar la labor de los zapadores para proseguir cada metro de camino sin dificultades”.

Después de 15 meses en batalla constante para evitar se cumpliera el fin de los invasores, Betancourt Mayoral formó parte del último contingente que se retiraba de Menongue para volar a Cuba.

“Sentí mucha nostalgia, aún la mantengo, por los hermanos angolanos, por su tierra liberada, por los compatriotas caídos en combate…Los combatientes de la RPA demostraron mucho coraje por eso su patria puede rendirle tributo a sus muertos, que tampoco serán olvidados por la historia”.

Este periodista de la emisora Radio Santa Cruz ostenta las medallas de Primera Clase por el cúmulo de misiones y acciones combativas y Servicio Distinguido, entregada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), asimismo los sellos de vanguardia durante el periodo de instrucción en el primer semestre de 1988 y el alcanzado en la 70 brigada de tanques en Menongue.

Desde 1975 hasta 1991, decenas de miles de cubanos cumplieron misión internacionalista en Angola. De ellos murieron más de 3 000, cuyos restos fueron repatriados a Cuba durante la Operación Tributo y cargados en hombros por el pueblo y sepultados en la tierra que honraron y en la que cada año, en marcha de peregrinación hacia los panteones erigidos en cada municipio, se le rinde merecido homenaje.