Al sur

El Porvenir sonríe a pareja de Santa Cruz del Sur

Santa Cruz del Sur, 9 jul.- Pequeños charcos, zanjas algo profundas a causa del paso de algún tractor y el resbaladizo fango, presagiaban una caída que por suerte no sucedió. Se hace difícil el andar por el crítico estado del camino, pero se crecen los ánimos cuando el trabajo se ama.

El sol, deseoso de secar lo que la lluvia empapó la jornada anterior, aumentaba sus radiaciones.

Apenas amanece por la zona de Sabanalamar, distante 8 kilómetros de la cabecera local., sin embargo el calor se estaciona como dueño y señor, pero algunos soplos suaves de viento logran escaparse para refrescar al caminante.

Las rústicas talanqueras (cierres de portones) en medio del trayecto obligan a dejarlas tal y como se encuentran, aunque se requiere pasar algunos malestares para poderlo lograr cuando no se tiene la práctica necesaria.

Toda angustia desaparece en medio del campo. La naturaleza es tan prodigiosa en ese entorno que hasta la sed de cualquier ser humano mitiga.

“¡Venga, acérquese!, estoy en este joven platanal”. Fue la voz del productor llamando la atención para hacer menos formal el encuentro. Tenía la camisa empapada de sudor; su cabello blanquecino parecía haber recibido un aguacero desde el interior del sombrero de yarey. Detuvo el machete con el que eliminaba la maleza, a la que las recientes lluvias le han vuelto a dar desmedido vigor.

Juan Clemente Castillo Rodríguez no aparenta los 75 años. “Bueno eso es por fuera, no sé por dentro si será así”, entonces sonríe, mientras el rostro se le cubre de una humedad espesa. “Vamos mejor para la sombra, podrá hacerme todas las preguntas que quiera”.

Ya conocía las tierras bajas de Sabanalamar, por eso en el 2011, consultó a su esposa lo que tenía pensado y se acogió al Decreto-Ley 259.

“Pedí una caballería de tierra, si quiere saber en qué condiciones estaba se lo diré: repleta de marabú. Mi mujer y yo le dimos el frente sin que se nos “aflojaran” las rodillas. Cogí la mocha… fui tumbando, luego entre ella y yo apilábamos todo aquello, enseguida le dábamos candela. El trajín inicial, sobre todo en los dos primeros meses, se pasó de castaño a oscuro”.

Resultados

Al liberar de matorrales la primera hectárea la pareja pudo sembrar 800 matas de plátano y otras tantas de maíz. “Nos sentimos muy felices. No tengo palabras para explicarle en detalles. Recuerdo que nos abrazamos llenos de tierra y sudor dentro del rancho que hicimos. Fue entonces cuando le dije a ella: esta finca se llamará El Porvenir. Mi compañera coincidió conmigo. La haríamos progresar”.

Castillo Rodríguez es miembro de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) “Antonio Maceo” de este territorio, donde es considerado por su junta directiva el asociado más destacado en las entregas de los compromisos productivos establecidos en los cultivos varios.

“El año pasado entregamos 100 quintales de calabaza, 400 de boniato y 80 de tomate”. Para el 2016 tiene en plan sobrepasar los 200 quintales de plátano, llegar a los 90 de calabaza y 20 de maíz. Sobre las ganancias monetarias señaló: “Quien siembra recoge, si se trabaja bien llega el fruto del esfuerzo… Hay años que al sumar los beneficios de cada mes he cobrado más de 10 mil pesos; la familia recibe la mejoría”.

Mostró entusiasmado las cuatro hectáreas sembradas de plátano y otra de similar vianda, además del terreno donde crece el maíz y los espacios en los que desean se gocen cuatro cordeles de arroz y una hectárea y media de calabaza.

Se regocija al informarnos que la dirección de la CCS le entregó un sistema de riego para mojar cuatro hectáreas. “Tengo el pozo con el agua suficiente; terminaremos pronto las conexiones, pues en proyecto tenemos poner sobre esos surcos las semillas de frijol negro y la habichuela roja”.

Un poco exhausto, ya en la tarde, Juan Clemente llega a su hogar. Lo alienta el beso de bienvenida que recibe de su cónyuge. A Etna Valladares Cubeña se le sube el tono verde de las pupilas, sonrojada va a ocuparse de la tradicional coladita de café. Luego de probar el primer sorbo del delicioso néctar, la fémina pregunta al reportero: ¿Ya vio en lo que convertimos El Porvenir? Era nuestro deseo”.

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