Siete noticias que te darán optimismo durante la pandemia del coronavirus
Las noticias negativas sobre el brote global del nuevo coronavirus están a la orden del día, y aunque es importante estar bien informado, muchas veces puede invadirnos el pesimismo. Por ello, para tener un poco de optimismo, les compartimos siete datos que puede hacernos recuperar la esperanza. Al fin y al cabo, ¿quién dijo que todo está perdido?
1) Hay ancianos que se recuperan
Sería reiterativo recordar que los adultos mayores integran los grupos de riesgo, y por eso deberían cuidarse mucho más. Pero, a no desesperar. De hecho, son varios los casos de ancianos afectados con COVID-19 que salieron airosos de esta situación, como Martha Sánchez, la abuela cubana de 94 años recuperada de la enfermedad.
En Italia, está el ejemplo de Italica Grondona, residente de Génova, la persona más longeva que logró vencer al coronavirus: tiene 102 años.
2) Se avanza para conseguir la vacuna y nuevos tratamientos
Distintas entidades están trabajando en ello, mientras la humanidad espera que algún científico se ilumine y encuentre la fórmula. Si bien es cierto que la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) ya adelantó que la disponibilidad de una vacuna podría tardar al menos un año, no perdamos el optimismo. De hecho, aquella organización con sede en Ámsterdam (Países Bajos) señaló que hay dos vacunas que ya entraron en la fase de ensayos clínicos.
Pero, eso no es todo. En el Reino Unido, la Universidad de Oxford convocó a 510 voluntarios sanos para someterse a pruebas médicas, y recibir las inyecciones. Según Adrian Hill, director del Instituto Jenner —entidad que forma parte de las tareas—, Oxford tiene “una experiencia excepcional de respuesta rápida, como sucedió con el brote de ébola en África Occidental en 2014”.
Son muchos los laboratorios que se cargaron al hombro el titánico objetivo de solucionar el brote global. Por ejemplo, a fines de marzo en México y otros países se anunció que se va a investigar si la sangre de personas ya recuperadas de la COVID-19 puede utilizarse para erradicar la enfermedad: “Demostraremos que ya no circula el virus en su cuerpo y se les pedirá plasma”, informó el director de Prestaciones Médicas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Víctor Hugo Borja Aburto.
Así, en EE.UU. siguen la misma línea, aunque son cautos: “No lo sabremos hasta que lo hagamos, pero la evidencia histórica es alentadora”, opinó el doctor Arturo Casadevall, miembro de la facultad de salud pública en la Universidad John Hokpins. Esta práctica ya se usó para combatir al ébola y al SARS, por eso hay buenos augurios. De momento, quienes no entendemos del tema podemos confiar en que los científicos dan lo mejor.
3) La economía se puede levantar
Este es otro punto delicado, porque no se trata solo de números frívolos: si hay recesión y las cuentas no cierran, ello conlleva en más desempleo, caída de los salarios, aumento de la pobreza, hambre y endeudamiento en varias naciones. Pero, la idea es darles ánimo: muchos expertos dicen que tras la abrupta caída, la economía también puede recuperarse rápidamente.
Es que, aunque desde hace semanas reine la histeria y el pánico generalizado en el mundillo de las finanzas, son varios los sabios en pizarras aclarando que esta crisis es bien distinta a la del 2008, año en que las bolsas del mundo tambalearon.
Schroders, la multinacional británica experta en gestión de activos, pronostica que la paralización actual generaría una caída del Producto Bruto Interno (PBI) mundial mucho mayor a la de aquel entonces: 3 % contra 0,5 %, respectivamente. Hasta ahí, todo mal. Sin embargo, destacan que puede haber un circuito en forma de “V”. Es decir, luego del desplome, si todo marcha bien, reabrirán los comercios, la industria y retornaría velozmente la actividad en general. Todo ello comparado con la última crisis financiera: EE.UU. tardó tres años en alcanzar sus niveles del PBI previos al quiebre.
No obstante, el gran temor es que aparezcan nuevos brotes del coronavirus, produciendo un ciclo de “W”, con otro derrumbe. Pero, ¿por qué vamos a ser tan pesimistas? Si para eso ya tenemos las noticias de todos los días.
4) Reduce la contaminación, y todos lo notaron
En los últimos días la cuestión del medio ambiente no solo se metió de lleno en la agenda pública, sino que ahora millones de personas confinadas en sus hogares por la cuarentena comprueban que si se contamina menos, la vida puede ser mucho más sana.
En efecto, el asunto dejó de ser un simple eslogan panfletario de una ONG ambientalista para convertirse en una verdad irrefutable: la realidad.
Por ejemplo, RT comprobó que en importantes ciudades de Sudamérica, como las capitales de Argentina y Ecuador, la contaminación atmosférica urbana ya se redujo en un promedio del 50 %, mejorando mucho la calidad del aire, para la alegría de asmáticos y amantes del oxígeno en general. Aunque suene contradictorio, esto no hubiera sido posible sin la peor pandemia de nuestro tiempo.
Pero, ahora que nos dimos cuenta, ¿será momento de exigir un modelo de desarrollo más sustentable?
5) Hay muchas personas reflexionando, en este mismo momento
Es cierto, estar encerrados en casa es horrible, siempre y cuando contemos con el privilegio de tener un techo. Pero, fuera de nuestra vorágine cotidiana, también es una oportunidad muy buena para reflexionar sobre aspectos personales, como ya nos recomendaron varios psicólogos. Y, a nivel social, cuando sea cansador rebotar entre las paredes del hogar, muchos tendrán tiempo libre para pensar cómo mejorar su barrio, el país o el mundo, y eso no es poco. ¿Serán miles? ¿Millones? Así las cosas, ya se escuchan voces diciendo que el coronavirus llegó para poner en jaque al orden establecido.
En efecto, hay filósofos que expresaron sus opiniones, y no pasaron desapercibidas. Por ejemplo, el esloveno Slavoj Zizek, quien sacó un libro en tiempo récord llamado ¡Pandemia!, dijo que “el mundo ya nunca más será como lo conocíamos”. También lanzó: “El comunismo es la solución al coronavirus”.
Por su parte, el surcoreano Byung-Chul Han sostiene que no se producirán cambios sistemáticos tan importantes: “El virus no vencerá al capitalismo. La revolución viral no llegará a producirse. Ningún virus es capaz de hacer la revolución. El virus nos aísla e individualiza. No genera ningún sentimiento colectivo fuerte”, desestimó. Bueno, al menos la cuestión está planteada.
Y mientras se debate el control social que ejercen las autoridades, Darío Sztajnszrajber, desde Argentina, señala que esta es una gran oportunidad para recobrar el significado de la ciudadanía: “Democracia es también velar porque el Estado no salga de sus limites institucionales”, le dijo a La Nación.
6) Se refuerza el papel de los Estados
Y sí, a veces nos molesta y los políticos de turno pueden disgustarnos. Sin embargo, cuando las papas queman, la opinión es unánime: el Estado debe protegernos. Así, los gruñones que hace semanas defendían el libre mercado, ahora le piden a la administración pública que haga algo para que no fundan sus empresas, paralizadas por el aislamiento social obligatorio. En otras palabras, que inyecte dinero.
Si bien es cierto que muchos Estados ven golpeadas sus economías, y varios países elevan su deuda externa para afrontar la crisis en esta crónica de un default anunciado, la mayor parte de la sociedad reconoce el rol de los representantes: son los dirigentes quienes deben asumir la responsabilidad ante la pandemia. Nadie espera realmente que las compañías, ONG o algún grupo de generosos filántropos arreglen el problema. Es la política.
En ese marco, la sanidad aparece en el centro del debate. Aunque en muchas naciones el acceso a la salud es un derecho universal básico, si no se garantiza la atención se trataría tan solo de palabras bonitas en un libro constitucional. De hecho, en algunos países se saturó el sistema por este brote inesperado. Ahora, ante el avance del coronavirus, quedan evidenciadas políticas públicas erradas, malas condiciones laborales y una respuesta que no alcanza. Lo bueno, es que ante la emergencia, y tamaña exposición, los Estados enfocan todas sus acciones en fortalecer la salud pública. Ya no basta con leyes, hay que atender bien.
7) Pandemia solidaria
Los peores momentos también sacan lo mejor de nosotros. En medio del conflicto sanitario más grande de las últimas décadas, se desarrollan acciones solidarias en distintas partes del mundo. En la Provincia de Buenos Aires (Argentina) se está dando un caso llamativo: la gráfica estadounidense Donnelley quebró hace unos años, los trabajadores recuperaron el lugar y lo reconvirtieron en Madygraf. Ahora, la fábrica de gestión obrera, junto a la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), producirá alcohol en gel y mascarillas para hospitales y barrios humildes. Antes imprimía ejemplares de Paparazzi, una revista de farándula.
Hay muchísimos ejemplos en diversas regiones, pero el caso de las impresiones 3D es el más interesante. En España, hay grupos de colaboradores produciendo y entregando instrumentos sanitarios, como mascarillas plásticas, mientras la nación europea tiene faltantes de insumos. Actualmente, el país necesita respiradores automáticos para pacientes en terapia intensiva. Así, los denominados Corona Makers diseñaron prototipos con códigos abiertos para ser descargados desde cualquier parte del mundo, y poder fabricarlos.
El grupo Resistencia Team, que integra la red, ya creó su propio respirador y en los últimos días se realizó una prueba exitosa en la Universidad de Oviedo, en Asturias. “Objetivo cumplido, todos los test en animales validados, ahora toca dar el paso y ver si podemos ayudar a personas”, dijo el equipo el 1 de abril. Al respecto, se dio a conocer que si las autoridades sanitarias aceptan el modelo, el Gobierno local aprobaría el financiamiento para empezar a desarrollar la fabricación 3D. No obstante, la codificación de su Reespirator 23 está disponible en la web, y depende de los ministerios de Salud de cada nación si se aprueba su producción o no. Por su parte, la familia real ya mostró su interés en el foro Ayuda Innovadora a la Respiración (AIRE), de los Makers, donde se comparten proyectos.
Es mejor encender una vela, que maldecir la oscuridad.
(Cubadebate, con información de RT)