Santacruceño Alfredo Torres: la victoria revolucionaria de 1959 es mi razón de existir
Santa Cruz del Sur, 3 ene.- La razón por la que el santacruceño Alfredo Torres Morales decidió en su juventud incorporarse a la lucha clandestina, a pesar de que en esa época era analfabeto, le era bien comprensible: Cuba estaba oprimida y sin libertad plena.
“Con Severino Novoa combatí de esa manera. Tres personas nos vendían los bonos del Movimiento 26 de Julio. Recogíamos dinero, zapatos y ropas para la causa revolucionaria. Elida Milián confeccionaba los brazaletes y banderas con los colores rojo y negro”, rememoró.
El impetuoso guajiro vivía con sus padres en el barrio Las Carolinas, ubicado en la comunidad de Flor de Mayo, perteneciente a este territorio. En la finca de Gaspar Olivera se encargaba de alimentar los gallos finos, manteniendo la colaboración con la célula clandestina a la que pertenecía.
“Recogíamos armas en toda esa zona, también en el lugar nombrado Aguilar, cercano al poblado de Vertientes e incluso en la localidad de Pensacola, colindante con la comunidad de Cuatro Compañeros. Tomábamos siempre las debidas precauciones para no ser sorprendidos”, indicó.
Quisieron el entrevistado y su amigo, el campesino Severino Novoa, integrarse a las columnas rebeldes comandadas por el Che Guevara y Camilo Cienfuegos a su paso por estas tierras del sur camagüeyano.
“Salimos a caballo, pero no pudimos alcanzarlos. Como resulté sospechoso unos guardias rurales me ataron y arrastraron con una soga. Me salvó el sargento de la dictadura de apellido Padrón, quien tenía gallos finos en la propiedad de Gaspar Olivera. Yo se los ayudaba a alimentar. Pidió a los soldados me soltaran porque él me conocía”.
Tomaron la decisión entonces de alzarse con algunas de sus armas, incorporándose a la compañía del capitán Rafelito Caballero en los montes de San Miguel, no tan distante del otrora central Macareño, actual comunidad santacruceña de Haití.
Los más de 60 hombres marcharon rumbo a Forestal. Luego se internaron entre las numerosas matas de naranjas y mangos de la finca de Daniel Castellanos. Decidieron entonces prenderle fuego a varios vehículos, en su mayoría de una compañía norteamericana que operaba en la zona en busca de petróleo.
Días después, encontrándose los barbudos entre las localidades camagüeyanas de Florida y Vertientes triunfa la Revolución cubana con Fidel Castro al frente.
“Esa victoria de 1959 que tanta sangre costó, ha sido mi razón de existir y lo seguirá siendo mientras viva”, señaló el veterano combatiente.