Santacruceña finca El Asiento afirma su belleza entre palmas reales

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Monte Grande, Santa Cruz del Sur, 21 nov .- Como la más linda, entre todos los predios de similar amplitud y compartimiento, considera su finca El Asiento, Severino Novoa Graña, un hijo de españoles, provenientes ambos de la provincia Orense en la región de Galicia. “Por invitación de los parientes que allá viven fue de visita durante cinco meses. Le confieso a usted reportero que lloré por Cuba, porque esta es mi tierra. El día que muera me iré tranquilo por haber luchado por su independencia”.

Se le llenó el alma de versos y en continuas insistencias enamoraba a Herminia Fonseca Rubio. “Las primeras veces le dije: no sé si te quiero. En lugar de retirarse del empeño proseguía en los cortejos delante de mi mamá y repetía: Una gota de agua día tras día le abre un hueco a una piedra, poco a poco entraré en tu corazón. Me demostró tener buenas intenciones conmigo. Ha demostrado el amor en más de dos décadas de matrimonio y yo hacia él también”.

Para el progresar productivo Novoa se apoya en Jesús Esnildo Betancourt, un sobrino al que quiere como a un hijo, pues la naturaleza no le dio la dicha de ser padre. “Soy ingeniero agrónomo, con mis conocimientos ayudo a fomentar el vivero donde hay cedro, guanábana, marañón, tamarindo, guayaba y café del tipo Robusta, cuyo arbusto una vez en desarrollo da mucha cosecha”.

“Tengo la experiencia necesaria para salvaguardar la hermosura de la finca, aunque mi tío tiene la sabiduría que aporta las faenas cotidianas. Es una persona dedicada, la juventud la perdió en este ámbito donde se siente realizado”.

60 colmenas le aportaron al campesino tres toneladas de miel el pasado 2014. En lo transitado del actual calendario ya ha extraído una tonelada y media. Su fin es volver a repetir lo logrado al cierre de los anteriores 12 meses para cumplir lo pactado con la comercialización estatal.

Entre ternuras y esfuerzos sigue el primor adueñándose de los 272 cordeles de extensión en El Asiento, heredad fundada en la comunidad Monte Grande, distante 43 kilómetros de la cabecera municipal. Ratificó Severino que su predio seguirá siendo ejemplo de belleza.

 

Historia inédita de sus años mozos…

 

El ímpetu de los fornidos años, el desencanto por la vida calamitosa de los pobres y el golpe de estado dado por el dictador Fulgencio Batista, lo exhortó a conformar el atinado plan. “Me llevé dos de los mejores caballos de mi padre. Él tenía bastante equinos en un gran latifundio del cual era propietario”.

La otra cabalgadura la destinó a su amigo Alfredito Torres. El entrevistado, casi a la puerta de los 80 eneros, recuerda que por esa época al fusil marcabú y la escopeta 16, conseguidos anticipadamente, les había comprado un vasto parque. “Habíamos decidido alzarnos”.

Se adentraron en el Monte Meso, por los intrincados parajes del poblado Cuatro Compañeros de la geografía santacruceña. “Anduvimos tras las huellas de la columna rebelde dirigida por el Comandante Ernesto Che Guevara. Al no poder hacer contacto regresamos a devolver los caballos”.

Sabían que de retornar a sus hogares serían hombres muertos. “Decididos en el empeño hicimos contacto con los colaboradores del clandestino Movimiento 26 de Julio (M-26-7). Ellos logran localizar en Forestal al teniente Conrado Benitez, quien estaba al mando de una tropa que formaba parte de la Columna 13, dirigida por capitán Víctor Mora”.

Las victorias sumaron triunfos en cada palmo cubano. La tiranía cayó derrotada para siempre. Novoa continuó por más tiempo en el ejército constituido por Fidel desde la Sierra Maestra. La nueva etapa sería muy compleja; los enemigos de la Revolución no pretendían quedarse de manos cruzadas. Los ataques a mediados de abril de 1961, indicaron a las claras el preludio de una invasión mercenaria.

“Fui trasladado con muchos compañeros a la Isla de Turiguanó del municipio Morón en la Provincia Ciego de Avila. Por allá los lacayos del imperio no entraron, se decidieron por Playa Girón donde nuestros compañeros liderados por el Comandante en Jefe los derrotaron en menos de 72 horas”.

Vuelta a El Asiento

Severino volvió a El Asiento, para no acomodarse en un taburete. “Mucho trabajo debía continuarse haciendo ya sin la existencia de pobres ni explotados”.

Este hombre sincero quiso empezar a vivir rodeado de palmas reales. “En cada una de las dos mil plantas hay un mambí, una bandera gloriosa, un soldado vigilante. Todas contemplan el cielo soberano de la patria. Su fruto, el nutritivo palmiche, alimenta los cerdos, carneros y las aves”. Y así segurá siendo aunque yo ya no estuviera.