Posturas olímpicas de Arlen López para un oro de Cuba

Tokio, 4 ago.- Como hace cinco años en Río de Janeiro, el cubano Arlen López cambió de posturas y su estilo ambidextro mareó hasta los jueces, incapaces de negarle la victoria y proclamándolo hoy bicampeón olímpico de boxeo.

 

López, que gusta de pelear lejos de las cuerdas, hace del centro del ring el espacio idóneo para oxigenar las estrategias, confundir a los rivales y sentirse cómodo antes de desembarcar su mano derecha, la más poderosa.

En épocas de confianza, el nacido en la oriental provincia de Guantánamo se torna un púgil indescifrable, detalle que acaba de exhibir en la final de los 81 kilogramos en Tokio 2020, cuando su rival británico Benjamín Whittaker lució tímido y endeble al verse superado 4-1 por el caribeño.

Todo salió al pie de la letra, expuso el fajador en la zona mixta, ya con su medalla de oro en el cuello y un ramo de flores cerca de sus poderosos nudillos, maltratados a causa de los años entre golpes y flexiones en busca de las mejores condiciones física-deportivas.

Tuve una gran preparación. Quería hacer sonar nuevamente el himno de mi país y ganar mi segundo título en una división que Cuba no dominó hasta el éxito de Julio César la Cruz en Río 2016, afirmó en la Arena Kokugikan ante los medios de prensa acreditados.

Jabs y swinnes precisos, desplazamientos pulcros, defensa arriba, con los codos cerrados, y ataques en los instantes justos matizaron el accionar de López, titular universal en Doha y panamericano en Toronto, en 2015.

Muy honrado por este logro, porque pocos atletas pueden vanagloriarse de una hazaña de tal calibre, expresó el segundo campeón de Cuba en el pugilismo de Tokio, tras la conquista la víspera de Roniel Iglesias (69), otro con dos coronas en su aval en el arte de Fistiana.

Ahora, el ganador tiene la mirada fija en París 2024, porque posee la posibilidad de convertirse en tres veces monarca, algo que solo han logrado en esta disciplina sus coterráneos Teófilo Stevenson y Félix Savón y el húngaro László Papp, porque ‘planeo seguir en pos de más glorias’, admitió hace dos semanas a Prensa Latina.

Así, el pugilismo parece dispuesta a liderar la actuación de la isla, algo que sucede en casi todos los eventos multideportivos, sin importar el rango. No en vano es denominado el buque insignia.

Téngase en cuenta que de las 82 medallas de oro, 69 de plata y 81 de bronce de la nación en 20 comparecencias olímpicas, el boxeo registra 39 títulos, 19 segundas posiciones y 17 terceras.

Todo eso sucede cuando la delegación caribeña marcha en el decimotercer lugar del medallero general, con cinco liderazgos, tres segundos lugares y otro cuarteto de terceros puestos, además de haber superado los resultados de Río de Janeiro (cinco-dos-cuatro).

(Prensa Latina)