Al sur

Mucha obra por hacer tienen profesoras de Escuela Política en localidad santacruceña


Santa Cruz del Sur, 19 oct.- Las profesoras Mireya Junco López y Francisca Reyes Anaya, Másteres en Contabilidad Gerencial y Ciencias de la Educación, respectivamente, no reposan porque tienen mucha obra que cumplir todavía. Su mayor hábito: colocar la bondad en cada palabra, además de expresar el pensamiento en cuantas cosas y acciones útiles consideren necesarias.

Ellas iluminan porque tienen luz propia, sin embargo no ambicionan poseer más, sino aportar más. “Educar, formar e integrar es la maravillosa tarea del maestro. Varias son mis experiencias en la enseñanza media superior, la Universidad local y la escuela municipal del Partido Comunista de Cuba (PCC), recintos donde se aportan conocimientos al alumnado y también se aprende de ellos”, indicó la Junco.


“Mi espíritu se regocija al dialogar sobre lo que soy. Siento que mi lenguaje se enriquece si menciono los vocablos escuela, aula, educandos. He tenido responsabilidades en el Gobierno local, soy metodóloga de la defensa en la dirección municipal de Educación; pero dar clases me da fuerza animadora”, destacó Reyes.


Las activistas, otro de sus primordiales quehaceres, del plantel del PCC siempre tienen el minuto disponible para autoprepararse. No aceptan impartir un contenido sin antes haberse provisto de todas las cuestiones imprescindibles. “Se trata de estar al día en los asuntos de mayor importancia a nivel nacional o planetario, no sólo frente a los cuadros de la organización política, de los que se aprende en cada encuentro, también ante cualquier alumnado, al que se le debe respeto”, puntualizó Mireya.

“Nos hemos desarrollado en las esferas política e ideológica, de igual manera en lo social, cultural y económico. Somos una vela encendida para guiar y absorber cuanto de bueno y fructífero exista”, dijo Francisca.

En este terruño, del que confesaron no pretenden nunca aislarse, se mantienen muy eficaces; ¿razones?: la potencia animadora de su gente, los recuerdos, los esfuerzos, las victorias personales, el apego al suelo que consideran suyo, los saludos de los desconocidos, esos que al final llegan a admirarlas.


Como cubanas condenan el bloqueo genocida contra Cuba. Consideran, es otro de los pretextos para ponerles la “soga al cuello” a los hijos e hijas de este archipiélago, pero la resistencia individual y colectiva se encuentra por encima de los viles objetivos del imperialismo. La armadura de los verdaderos cubanos no está hecha con las enclenques hebras de la derrota.