Magisterio proporciona felicidad a educadora de Santa Cruz del Sur
Santa Cruz del Sur, 14 oct.- La voz se le dulcifica entre una y otra expresión martiana concernida a la Educación. Sus hermanas mayores Yolanda y Gladis encabezaron en el hogar el hermoso ejercicio de estar mano a mano con los discípulos. “Las demás, en total cinco, entre ellas yo, nos enamoramos de la tarea pedagógica, tan necesaria como el sol y la primavera para la tierra”, dijo gustosa Silvia Molina Noda.
La voluntad se sobrepuso ante la penumbra. “La intensa luz de un viejo quinqué sobre la mesa hogareña, comentó la entrevistada, nos auxilió por algún tiempo en la planificación de los contenidos. Luego a la casa de nuestros padres, antiguamente cercana al río Najasa de la localidad, el gobierno revolucionario le puso el servicio eléctrico, al igual que a otras viviendas del poblado de El Francés”, refirió.
“Ningún educador, acotó segura, puede llegar al aula sin antes haberse autopreparado bien. Una clase sin calidad es como un día gris”.
Tenía 16 años cuando comenzó a ejercer lo que por vocación deseaba se hiciera realidad. En la escuela primaria ubicada en esa etapa en La Honda, uno de los barrios rurales de la comunidad santacruceña de Haití, impartió el sistema multigrado.
“Tuve allí alumnos mayores que yo en edad. Pero el respeto y la ejemplaridad no pueden estar ajenos al proceso de enseñanza-aprendizaje”, puntualizó.
Por varios centros de similar enseñanza de la ciudad cabecera, laboró Silvia. Dejó el imborrable accionar de la ternura en el “José Martí”, “Carlos Manuel de Céspedes”, “Ignacio Agramonte”, y “Antonio Maceo” (actual anexa del plantel Fabricio Ojeda).
Al serle solicitado apoyo, a partir de su experiencia, en los recintos de la Facultad Obrera Campesina (FOC), la asignatura de Física tuvo mayor respaldo. De igual manera en el Instituto de Perfeccionamiento Educacional (IPE) ejecutó destacada tarea. “Preparé junto a un gran colectivo de docentes a nuevos profesores”, evocó.
Después en la Dirección Municipal de Educación ocupó responsabilidades en los planes para la Defensa, Salud Escolar, Divulgación y Atención a la Población. Al cumplir los 58 onomásticos Molina Noda se jubiló.
“Sólo disfruté mi jubilación 12 meses. Las ideas de Fidel, recalcó, que llevo bien enraizadas en mi alma y el llamado hecho por Raúl a los maestros jubilados a reincorporarse a las aulas, me estimularon a retornar al valioso deber”.
En el palacio de pioneros Solecitos del Sur de estos predios, es instructora del Círculo de Interés de Educación Primaria. “El futuro del magisterio cubano, declaró precisa Silvia, requiere ser abonado con la inteligencia y el amor de las nuevas generaciones”.