Los rayos provocan más muertes en Cuba que los ciclones
La Habana, 19 ene.- Un estudio desarrollado por especialistas del Instituto de Meteorología, perteneciente a la Agencia de Medio Ambiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), acaba de ratificar que las descargas eléctricas continúan siendo hasta el presente la primera causa de muerte por fenómenos naturales en el archipiélago cubano.
Según las conclusiones de la investigación presentada en el recién finalizado X Congreso Cubano de Meteorología, y cuyos autores son los M.Sc. Evelio García Valdés y Nathalí Valderá Figueredo, de 1987 a 2017 ocurrieron a lo largo del territorio nacional un total de mil 742 fallecimientos, cifra que supera ampliamente el número de pérdidas humanas dejadas por huracanes, tornados, eventos de lluvias intensas e inundaciones costeras.
Visto de manera específica, el promedio de muertes en el periodo mencionado disminuyó de 60 a 54 personas por año, mientras la mayor cantidad de defunciones prosigue registrándose en las provincias desde Camagüey a Guantánamo.
El M.Sc. Evelio García Valdés indicó que la cifra más alta de víctimas fatales a lo largo de las tres décadas analizadas se produjo en Granma, con 249 muertes, para un promedio anual de ocho casos; seguida de Holguín, que tuvo 186 fallecidos (media anual de 6), 161 en Camagüey (5,19) y Santiago de Cuba, 147 (4,74 por año).
Por regiones la oriental reportó 764 decesos, 524 la central y 454 la occidental.
Considerada la investigación más abarcadora ejecutada en Cuba en lo referido al comportamiento de las muertes por fulguraciones, la misma estuvo basada, principalmente, en la recopilación y procesamiento de los datos que brindó el Departamento de Estadísticas del Ministerio de Salud Pública.
Dicho estudio mostró también que el mes de más pérdidas de vidas humanas fue julio, al contabilizar 376. A continuación se ubicaron agosto y junio, con 363 y 361, respectivamente.
Igualmente, el grupo de edad que registra las cifras más elevadas de víctimas mortales es el comprendido entre los 25 y los 59 años, al agrupar el 59,5 % del total, en tanto el sexo masculino registra la mayor cantidad de pérdidas de vida con mil 485.
Por municipios los más afectados son Las Tunas (35 fallecidos), Santiago de Cuba (33), Holguín y Camagüey (30), Consolación del Sur (23) y Ciego de Ávila (20).
Es favorable la ausencia de decesos por esa causa en los municipios de Caimanera y Caimito en la etapa de 1987-2017, así como el mínimo de muertes acaecidas en el de Los Arabos, Matanzas y Corralillo, con solo uno.
¿Cómo protegernos de los rayos?
El rayo aparece cuando el movimiento ascendente y descendente del aire contenido dentro de una nube del tipo cúmulo nimbo, de gran desarrollo vertical, con una altura de diez a 12 kilómetros y elevado contenido de humedad, forma cargas positivas y negativas, que al acumularse en exceso originan una descarga en forma de chispa, el relámpago.
La misma puede ocurrir dentro de la propia nube, entre dos nubes de tormenta, o entre una de ellas y la superficie de la tierra. Cuando el chispazo desciende a una temperatura muy elevada, choca con el aire mucho más frío de los alrededores y produce un enorme ruido llamado trueno.
Al ser la velocidad del sonido mucho menor a la de la luz, siempre veremos primero el relámpago y después escucharemos el trueno. De acuerdo con los estimados de los científicos, la distancia a partir de la cual comienza a oírse el estruendo asociado a la caída del rayo es de ocho kilómetros o más, en dependencia de las características del entorno.
En caso de ser sorprendido por una tormenta eléctrica en plena calle, lo más recomendable es buscar refugio en el interior de una edificación techada.
Pero la opción más segura es permanecer en un vehículo con las puertas y ventanillas cerradas, porque como las ruedas son de goma, las descargas eléctricas circulan por el exterior del metal y dejan en el interior un campo eléctrico nulo, proceso denominado Jaula de Faraday.
Nunca debe caminarse ante esas condiciones meteorológicas sumamente peligrosas y menos correr con la ropa mojada, ya que suele crearse una turbulencia en el aire que puede atraer al rayo.
Igualmente, resulta peligroso colocarse debajo de un árbol, porque tienden a caer sobre el punto más elevado. También es riesgoso practicar deportes en terrenos abiertos, montar a caballo o hablar por teléfono.
Como el agua conduce la electricidad es preciso salir de inmediato del mar, piscina o río tan pronto empiece a tronar, algo que lamentablemente algunos bañistas no hacen.
Es aconsejable, asimismo, alejarse de vallas, alambres, cercas metálicas y cerrar las sombrillas. Si forma parte de un grupo situado en un área descampada, lo correcto es separarse de manera individual, ponerse de cuclillas lo más agachado posible e inclinar la cabeza sobre la rodilla con los oídos tapados, hasta tanto pase la severidad de la tormenta.
Más allá de las víctimas fatales que ocasionan, un alto número de las personas sobrevivientes al impacto de una fulguración suelen quedar con algún tipo de discapacidad permanente, sin olvidar los perjuicios que pueden provocar en equipos electrodomésticos, computadoras, líneas telefónicas y en las transmisiones de Radio y Televisión, por mencionar algunos ejemplos.
Insertar en los contenidos de los mensajes de bien público, folletos de educación ambiental y otras vías de divulgación qué hacer para protegernos ante la presencia de descargas eléctricas, puede ayudar mucho a tomar conciencia de la percepción de riesgo. Evitar imprudencias y preservar vidas humanas bien lo amerita.
Precisiones
Especialistas del Centro de Física de la Atmósfera del Instituto de Meteorología preparan una nueva versión del mapa sobre el comportamiento de las descargas eléctricas en nuestro país, información de inestimable valor para el diseño y ubicación de los sistemas de protección contra rayos. (Texto y foto tomados de www.granma.cu)