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Lluvia negra: El fenómeno que oscurece el cielo del sur de Brasil

Brasil, 15  sep.- Tiago Klug, un ganadero brasileño de 44 años, se encontraba en su hogar en la ciudad de Pelotas, al sur de Brasil, cuando decidió realizar una inusual prueba el pasado domingo. Movido por las advertencias sobre un extraño fenómeno climático conocido como “lluvia negra”, colocó un balde blanco y limpio en el centro de su patio trasero. Buscaba captar la esencia pura de esta precipitación, así que se aseguró de que el agua cayera directamente de las nubes, lejos de paredes o tejados.

Al día siguiente, al revisar el balde, Klug observó algo que jamás había presenciado. El agua de lluvia no tenía su habitual claridad; en su lugar, había adquirido un color oscuro. “Nunca había visto algo así. Fue muy triste”, comentó el ganadero a BBC News Brasil, sorprendido y preocupado por lo que había recogido.

Este fenómeno, que no solo se ha registrado en el sur del gigante sudamericano, sino también en el norte de Uruguay y el sur de Paraguay, despertó inquietud entre los residentes de la región. En redes sociales, muchas personas compartieron imágenes de agua turbia recogida en recipientes, evidencias de que algo extraño estaba ocurriendo en los cielos de Sudamérica.

El meteorólogo Estael Sias, de la reconocida firma MetSul Meteorologia, explica que la lluvia negra es el resultado de una mezcla entre agua de lluvia y partículas de hollín suspendidas en el aire. Este hollín, compuesto por nanopartículas de carbono negro, es producto de la quema incompleta de combustibles fósiles, bosques y otros materiales orgánicos. En estos días, los incendios forestales que arrasan Brasil y Bolivia han liberado enormes cantidades de humo y hollín en la atmósfera.

“Cuando la combustión no es completa, las nanopartículas ascienden con el humo y son transportadas por el viento”, detalló Sias. Dependiendo de la dirección de los vientos, el humo puede recorrer grandes distancias, afectando no solo Brasil, sino también países vecinos como Argentina y Uruguay. Así, al encontrarse con la humedad de las nubes, estas partículas actúan como núcleos alrededor de los cuales se forma la lluvia.

El jueves último, el estado de Río Grande del Sur registró una de las mayores concentraciones de humo en todo Sudamérica, algo que ha sido ampliamente documentado por MetSul. Este aumento en la cantidad de hollín en el aire es lo que ha dado lugar a la inusual precipitación oscura que preocupa a tantos.

¿Un riesgo para la salud?

Aunque la imagen del agua oscura genera inquietud, Sias asegura que no se trata de lluvia tóxica. “Es agua contaminada con hollín, pero no es necesariamente peligrosa”, señaló el meteorólogo. A lo sumo, advierte, puede ensuciar superficies y requerir precauciones básicas.

Sin embargo, Gilberto Collares, profesor de Ingeniería del Agua de la Universidad Federal de Pelotas, subraya la necesidad de medir la calidad de esta agua antes de cualquier uso. “La lluvia negra puede contener contaminantes derivados de la materia orgánica quemada, como bosques y pastos. Pero si existieran residuos industriales en el ambiente, se podría generar lo que se conoce como lluvia ácida, mucho más peligrosa para la salud humana”, puntualizó.

A pesar de esto, Collares indica que el agua recolectada en zonas urbanas, donde hay redes de tratamiento, no debería representar un peligro inmediato. No obstante, sugiere que el pánico debe evitarse a toda costa. “No podemos ser alarmistas. La población necesita agua y debemos manejar la situación con responsabilidad”, enfatizó el investigador.

Para muchos, este fenómeno de la lluvia negra es una advertencia más sobre la vulnerabilidad de la región ante el cambio climático. Aunque los incendios y el hollín parecen ser causas inmediatas, Collares advierte que estos eventos extremos son cada vez más comunes. En la capital del estado, Porto Alegre, las autoridades han instado a las escuelas a suspender actividades al aire libre, y se han emitido recomendaciones para que la población permanezca en sus hogares, manteniendo puertas y ventanas cerradas.

Desde mediados de agosto, el humo de los incendios ha cubierto partes del sur de Brasil, creando un paisaje inusual y alarmante. En Porto Alegre, las temperaturas alcanzaron los 36°C a finales del invierno, un calor inusitado causado por la combinación de humo, aire frío y humedad. El fenómeno del “sol rojo”, provocado por la densa neblina, ha sido testigo de cuán severa se ha vuelto la situación en la región.

El impacto sobre la calidad del aire también ha sido significativo. Esta semana, Porto Alegre fue clasificada como la segunda ciudad más contaminada del mundo, según la compañía suiza IQAir, justo detrás de São Paulo. Las imágenes satelitales revelaron la magnitud del problema, reflejando un panorama desolador para el sur del continente.

En un contexto global donde los fenómenos meteorológicos extremos se vuelven cada vez más frecuentes, la región afectada por la lluvia negra se enfrenta a un futuro incierto. Lo que comenzó como una lluvia inusual en el patio trasero de Tiago Klug se ha transformado en un recordatorio de los desafíos que el cambio climático y la actividad humana traen consigo, obligando a la población a adaptarse a una realidad cada vez más impredecible. (Tomado de Radio Cadena Agramonte)