Humberto Salazar: para mí fue esencial aportar un granito de arena
Santa Cruz del Sur, 30 ene.- Muy joven entró al otrora astillero Mambisa como ayudante de carpintero de rivera.
“Sabía de carpintería en blanco, pero de ese oficio no. Pero como soy una persona decidida adquirí muchos conocimientos teóricos y prácticos en los años que allí laboré”.
Lo anterior lo refirió Humberto Salazar Anaya (Papito), mientras preparaba un trozo de madera que necesitaba aserrar en el modesto taller que tiene en el patio de su hogar.
“La preparación de la carpintería en blanco la adquirí en La Habana. Aunque ese trabajo no se parece en nada a la de rivera, sí me sirvió de base para obtener la máxima calificación antes de trasladarme para otro puesto de trabajo”.
Cuando comenzó a desempeñarse como obrero del taller de mecánica naval del combinado pesquero industrial Algérico Lara Correa, tuve el apoyo incondicional de gente bien preparada.
“Sentí que tenía vocación para esa labor para la cual fui designado. Tiempo después cuando el jefe del taller salía de vacaciones, yo ocupaba su lugar. Me quedaba sorprendido del aprendizaje logrado. Aportar otro granito de arena, en la reparación de embarcaciones de construcción plástica y ferrocemento, fue esencial para mí”, manifestó.
Hoy Humberto Salazar Anaya (Papito), acogido a la jubilación, rememora en ocasiones con familiares y amigos aquella entrañable etapa laboral donde ser útil fue lo más importante como aporte personal a la economía del país.