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Hugo Franco tiró las flechas precisas… y cumplió

La Habana, 18 jun.- Transcurridas las primeras 24 horas después de la hazaña, el cubano Hugo Franco puede reflexionar con mayor objetividad sobre lo vivido este lunes en la ciudad turca de Antalya, donde aseguró un puesto entre los candidatos al trono individual del arco recurvo en los Juegos Olímpicos de París 2024.

Un día completo ha pasado desde que las emociones se desbordaron en un eterno abrazo con su entrenador Reiter Téllez. La alegría del sueño cumplido, las felicitaciones en vivo y desde la distancia, las promesas hechas realidad y la confianza respaldada con el resultado. Demasiado para una sola jornada.

Conseguir una de las últimas plazas disponible para la próxima justa olímpica de arquería fue como “sujetarse de un clavo ardiendo”. No faltó la tensión, pero también sobró la certeza de que existía la posibilidad y había que aprovecharla.

Luego de asimilado el momento, se hicieron imprescindibles las dedicatorias y los agradecimientos.

«Para todos los que nos ayudaron, pero en especial a la presidenta de nuestra federación Tamara Jiménez y al Comité Olímpico Cubano, que nos dio la oportunidad de estar aquí», dice Reiter, igualmente feliz y satisfecho con cada apoyo recibido, también por todo el colectivo técnico de ese deporte en la Isla.

Describir lo vivido durante los cinco matches disputados hasta la conquista de la medalla de bronce sería demasiado pretensioso. Cada momento tuvo un significado especial y nadie mejor para expresarlo que Hugo, pinareño y capitán de la selección cubana, quien puede presumir de la cercana oportunidad de disparar sus flechas en la Explanada de Los Inválidos, escenario icónico de su próximo reto.

¿Qué fue lo más difícil en todo el torneo?

Aparte del viento y el tremendo calor, creo que lo más complicado de superar fue la presión sicológica. Desde antes de salir de Cuba estaba convencido de que iba a ser importante mantener la concentración y más ahora, que uno sabe a lo que se enfrenta, lo que está en juego. Conocía además sobre lo mucho que se ha trabajado y que había muchas personas pendientes de este resultado.

¿El partido más complicado?

Disfruté todo mi torneo, pero el primer duelo resultó el más difícil (enfrentó al checo Richard Krejci). Estuve muy presionado porque ahí es que se “rompe el hielo”, como se dice… ya luego me fui soltando, sentí más confianza en lo que estaba haciendo, como que me era familiar el hecho de estar ahí.

¿Y el que ganaste en cuartos de final para asegurar el boleto?

Sabía que tenía que disparar bien. Incluso, valorando la variante del repechaje… que también existía, porque luego aumentaron a cinco las plazas en disputa. Por suerte gané, lo supe hacer bien y entré directo. El iraní (Faez  Mohammadizardkhaneh) solo tiene 16 años, le doblo en edad, pero disparó muy bien. Tenía claro que mi única opción era ganar, ganar… le había dicho a mi entrenador “esto es contra cualquiera, no hay rival pequeño”. Es una competencia de alto nivel y todo el mundo quiere estar en unos juegos olímpicos.

¿Ahora que viene?

Ya estamos seguros en París, solo falta seguir preparándonos, participar y hacerlo bien como ha sucedido hasta ahora. Creo que tendré, si acaso, dos días para compartir con la familia, acompañar a mi esposa que pronto volveremos a ser padres y ese tiempo para mí es muy importante. Ella me ha acompañado en cada uno de estos momentos, en los más complejos también, y lo sigue todo desde la distancia.

¿Cuánto de Reiter hay en cada uno de estos resultados?

Reiter es mi segundo padre. Comencé con él desde el equipo nacional juvenil y tuvimos excelentes resultados. Luego vino una época en la que quizás la inexperiencia me llevó a bajar un poco.

Ambos estamos orgullosos de lo que hemos logrado y recuerdo muy bien que un día le dije “quiero estar entre los mejores del mundo” y me contestó que había que trabajar mucho para logarlo… esa es siempre su frase… “hay que trabajar”.

Incluso ahora me dijo llegamos hasta aquí, hay que seguir buscando más preparación. Estoy agradecido eternamente, él ha formado parte de momentos muy importantes de mi vida y ha estado siempre ahí, junto a mí, para resolver muchos de mis problemas, que los hace suyos.

¿Qué se piensa al lograr una meta como esta, después de los duros momentos que has enfrentado recientemente?

Esta era una deuda grande que tenía con mi padre (fallecido el pasado abril). Recuerdo un día, en una conversación, en la que Reiter también estaba presente, me dijo “no quiero más promesas, quiero resultados” y la verdad que fue gratificante este momento dedicárselo a él que ya no está físicamente, pero al final le pudimos cumplir ese deseo, que también era nuestro sueño.

Siempre quedan insatisfacciones…

Podría decir que realmente, si lo miras desde el principio, nos hubiéramos quedado sin cupo, porque eran solo dos al inicio y yo no llegué a la final. Luego se amplió a cuatro y por eso lo logré.

Creo que sucedió porque cuando el escenario cambió, cuando sabía que eran cuatro las plazas y la aseguré en cuartos de final vinieron un montón de emociones y tenía que expresarlas.

Por eso entré al partido de semifinales un poco desequilibrado, emocionalmente distraído. Después supe afrontar bien la discusión de la medalla de bronce y esa es una experiencia a tomar en cuenta para próximos eventos. Nada te puede hacer salir de tu enfoque, de tu rutina de trabajo. (Tomado de Jit)