Guantánamo, pretexto ilegal de EE.UU. para mantener prisioneros
La Habana, 18 ene.- Estados Unidos está violando la ley al mantener su Base Naval de Guantánamo, en Cuba, como una prisión, con la mayoría de los reclusos sin cargos penales, dijo el abogado Thomas B Wilner.
No hay ni un solo motivo legal para mantener allí un despliegue de guardias y prisioneros de guerra, especialmente ahora que las hostilidades con Afganistán terminaron.
A Washington se le acabaron los pretextos, comentó el consultor de la firma estadounidense de abogados Shearman & Sterling. Considerado uno de los juristas más prestigiosos de su país, es desde el 2004 vocero de un grupo de abogados estadounidenses que representan a prisioneros de diversas nacionalidades, ilegalmente retenidos en el territorio cubano ocupado por Washington desde inicios de 1900.
Entre los presos que defendió en casi dos décadas hay una docena de kuwaitíes, quienes fueron torturados por soldados estadounidenses, primero en Afganistán y Paquistán y, por último, en la base.
La primera vez que visitó Guantánamo fue en diciembre del 2004, a tres años del inicio de la guerra “contra el terrorismo” en Afganistán, que arrancó poco después de los atentados del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York, Washington y otras ciudades del país.
Wilner regresó esta semana a la capital del imperio, después de una nueva visita a la base, y accedió a conversar con Prensa Latina acerca de sus viejas y nuevas impresiones.
PL: ¿Qué cambió en 20 años? ¿Qué permanece igual?
TW: La base ha cambiado mucho en dos décadas. Los edificios son ahora más sólidos y, a pesar de que solo quedan 39 prisioneros de los 780 que llegó a albergar, la estructura está más vigilada que nunca y protegida con decenas de postas militares y alambres en la cima de sus muros gigantescos.
Acceder al complejo es abrumador. Washington desplegó cientos de guardias solo para cuidar a esos pocos hombres. Es muy amenazante, pues se necesita atravesar varios cordones de seguridad antes de llegar a la base en sí.
Pareciera que Guantánamo albergara a los peores criminales del mundo, cuando apenas 12 de los 39 prisioneros están acusados formalmente de cometer terrorismo.
PL: ¿Sintió miedo de asumir la defensa de sus clientes?
TW: La primera vez que fui a la base no vi personalmente a ninguno de los prisioneros. Estaba muy aprehensivo sobre cómo sería llevar adelante la defensa de esos hombres, a los que no conocía. Llegué lleno de incertidumbres: ¿Serán realmente terroristas?, me preguntaba.
Volví muchas veces después de esa primera ocasión y tuve tiempo para conversar con ellos y conocerlos en profundidad y resultaron ser jóvenes amables, muchos de ellos trabajadores de caridad en Afganistán, el país más pobre del mundo en los años 2000.
Mis primeros clientes eran de Kuwait, un país de muchos recursos, y decidieron irse a la nación vecina en guerra para ayudar a los más necesitados.
En nuestras incontables charlas me contaron cómo fueron víctimas de las torturas más deshumanizantes. Fueron golpeados, maltratados, y estaban en shock. Aún lo están.
Los propios afganos los vendieron a los soldados estadounidenses, sin que existiera ni una sola prueba en su contra.
Los Estados Unidos pagaban entre cinco mil y 25 mil dólares por cada supuesto terrorista que atraparan en el terreno, así que la gente los capturaba para obtener la recompensa. En aquel tiempo, esa cantidad de dinero en Afganistán era el equivalente a millones de dólares.
PL: ¿Cree que el gobierno de Joe Biden podría reanudar el plan propuesto por el expresidente Barack Obama (2008-2017) de trasladar a los presos de la base a cárceles estadounidenses?
TW: Obama no cumplió su promesa de campaña. Trabajé con el consejero de esa administración Gregory Bestor Craig, quien estaba a favor de cerrar Guantánamo. Pusimos mucho esmero en ese proyecto.
Pero el entonces presidente se retractó, y puedo decir con franqueza que él es uno de los verdaderos motivos por los que esa siniestra instalación militar sigue en pie. Prometió mucho, pero al final no hizo nada.
Biden, quien fue vicepresidente durante la era de Obama, estuvo más a favor de cerrar la base que el propio mandatario. Pero en Estados Unidos todo se basa en no dar motivos a la opinión pública para criticar al establishment, y los prisioneros de Guantánamo no tienen un grupo de apoyo que presione al gobierno, haga campaña por sus derechos y luche por ellos. Por eso, los reclusos no son una prioridad.
Creo que el actual líder demócrata sí quiere cerrar Guantánamo, pero aún está por verse si tendrá agallas para hacerlo.
PL: Estados Unidos declaró recientemente el cese de las hostilidades en Afganistán. ¿Es legal seguir reteniendo prisioneros de guerra después de la retirada de las tropas de Kabul?
TW: No es legal. De los más de 780 prisioneros que ha habido en la base en los últimos 20 años, solo 16 fueron alguna vez culpados formalmente de terrorismo. Todos los demás estuvieron ahí por otras razones.
De los 16 acusados, 12 permanecen encarcelados y están siendo juzgados por su vínculo con las células extremistas del centro de Asia. Esto significa, además, que en la actualidad hay 27 personas injustamente retenidas en la base.
Matar a civiles inocentes es un crimen bajo cualquier ley, pero aquellos que no tuvieron cargos en su contra estuvieron y están encarcelados por el simple hecho de haber sido capturados durante la guerra de Afganistán.
Ahora que las hostilidades cesaron, los que permanecen en la base, que no están siendo juzgados, deberían ser liberados de inmediato.
El gobierno justifica ese encarcelamiento bajo el pretexto de que el país sigue “en lucha contra el terrorismo” y esto es ilegal. Es un argumento demasiado abarcador que no justifica mantener a una persona en prisión.
Una guerra es un conflicto armado real, con tropas militares dispersas en cierto territorio. En una confrontación en proceso se podrían retener a los miembros del bando enemigo para prevenir que vuelvan al campo de batalla.
Sin embargo, en tiempos de no-guerra, solo se puede aprisionar a aquellos contra los que sí existen cargos que permitan someterlos a juicio.
Washington tiene la obligación legal de enviar a casa a las personas inocentes, no hay razones para mantenerlos allí, ni someterlos a malos tratos. Eso estoy defendiendo actualmente en los tribunales.
PL: ¿Por qué Estados Unidos insiste en mantener la Base, a pesar de los reclamos de Cuba, legítima propietaria de ese territorio?
TW: Washington está violando las leyes al mantener la base como una prisión, cuando oficialmente debería ser una estación de recarga de combustible para barcos de la marina estadounidense. ¿Qué puede hacer Cuba al respecto? Podría presentar el caso en cortes internacionales, por ejemplo, con la certeza de que ganará el pleito.
PL: ¿Cuál es la historia más desgarradora que han contado sus clientes sobre el trato recibido en la base? ¿Siguen las torturas?
TW: Cada uno de mis clientes fue maltratado, torturado, golpeado y atado a paredes. Todos recibieron castigos con cadenas, choques eléctricos y sodomía.
Me contaron que, al inicio de su captura, creyeron que ser llevados a una prisión estadounidense sería el mejor de sus destinos. Sabían que serían violentados en sus países de origen, pero lo que no imaginaron es que correrían la misma suerte en la Base Naval.
Yo, que en el 2004 pensaba en los reclusos con cierto temor y tenía en alta estima a mi gobierno, tengo hoy el sentimiento a la inversa. (Texto y foto: PL)