[:es]Febrero, mes del Amor[:]

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Saludos fortuitos primero, besos en las mejillas después. Pláticas formales al inicio luego planeadas, fueron alentando la necesidad de verse. Las manos se abrazaron calurosas, también los labios quisieron probar los besos de su pareja.

“Desde el primer día nos juramos fidelidad. Han pasado 20 años pero el amor en lugar de apagarse acrecienta la llamarada. El que así no exprese tampoco será reciprocado con ese puro sentimiento”, señaló animado Eduardo Pérez Sarduy.

Nidia Guerra Fernández conocía algunas de las cualidades del enamorado: “Honrado, trabajador, decente… ¡ah!, estaba soltero, algo para mí muy importante”.

Ambos se conocieron cuando laboraban en el Combinado Pesquero “Algérico Lara Correa”. “Ella se encargaba de la clasificación del camarón en la industria. Yo era el jefe de la sección de personal de tiendas, donde se  vendían distintos productos, algunos de ellos alimenticios,  a los pescadores de la entidad”.

Las caricias con aroma de intimidad, respeto y lealtad le consolidan los lazos contraídos. “Nunca me equivoqué. Mi esposo es un ser especial. Nunca se disgusta conmigo, es un colaborador doméstico excepcional y no sale de la casa si no me lleva del brazo. Nunca nos vamos a separar”, afirmó la fémina.

Amar significa para estos cónyuges santacruceños el modo de dejar crecer más flores en sus almas, sembrar millones de besos en las comisuras labiales para impedir la muerte del equilibrio que tanto los liga. Ambos agradecen haberse conocido pues unieron en una sola familia los hijos, nietos y bisnietos de cada uno.

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