Fatiga pandémica representa otra señal de alarma ante la COVID-19
La Habana, 15 abr.-Tras más de un año de COVID-19 resulta común sentirse agotado, irritable y ansioso, sensaciones que se asocian no solo a los diagnosticados con el virus, sino que también afectan la salud emocional de millones de personas de todas las edades y, en especial, la de los trabajadores de la salud.
Al respecto, la Organización Mundial de la Salud acuñó el término de fatiga pandémica, que define el estado de agotamiento psicológico generado por las restricciones y precauciones adoptadas durante la pandemia, de ahí que se considere como otra secuela del SARS-CoV-2.
Sin embargo, lo que más preocupa a las autoridades es que en muchas ocasiones la fatiga pandémica puede devenir en la relajación e incumplimiento de las medidas sanitarias y Cuba no escapa a esa realidad mundial.
A pesar de tener indicadores inferiores a los reportados en muchos países, el aumento de casos registrados en los últimos días también se debe, entre otras razones, al agotamiento en la población.
Sobre este tema, el Doctor en Ciencias Psicológicas, Jorge Grau Abalo, jefe del Grupo Nacional de Psicología de la Salud del MINSAP, manifiesta que la COVID-19 implica adoptar estilos de vida diferentes, pues “no podemos cambiar la incertidumbre que provoca, pero si nuestra actitud ante ella”.
La hipervigilancia o el estrés mantenido por el temor a una posible infección con un virus que nadie ve, aunque todos saben que está ahí, tiene un impacto en el sistema endocrino e inmunológico y hace que las defensas del organismo disminuyan y sean más vulnerables ante la enfermedad u otras patologías, dijo el también profesor Titular de la Facultad de Ciencias Médicas “Comandante Manuel Fajardo”.
El psicólogo cubano insistió en que la autoresponsabilidad y el autocuidado son fundamentales y señaló que, además del uso correcto del nasobuco y el cumplimiento de medidas higiénicas y de distanciamiento, hay que velar por mantener un buen estado anímico.
Para lograrlo, recomendó la realización de actividades que entretengan y recarguen de energía positiva, entre ellas practicar ejercicios, cantar, bailar, leer o ver películas y series.
En el caso de los niños es importante promover el juego y con relación a los adolescentes y jóvenes insistió en mantener el vínculo con los amigos y familiares, a través de llamadas telefónicas o de manera virtual.
También aconsejó limitar el consumo de noticias relacionadas con la COVID-19, sin dejar de mantenerse actualizado, pues la exposición a demasiada información puede producir el efecto contrario y lejos de cuidarnos, generar emociones negativas.
A su vez, es favorable crear nuevas rutinas y pasatiempos, fomentar valores como la solidaridad y el apoyo social, establecer metas realistas y planes atemperados a la nueva realidad que eviten el cansancio emocional, la falta de realización profesional y la despersonalización.
En relación a este aspecto, Grau Abalo expresó que los trabajadores de la salud y el personal de apoyo al sector son los que durante este año pandémico han tenido la mayor carga física y emocional, por lo que requieren de un monitoreo constante a su estado anímico para evitar manifestaciones de cansancio extremo, reacciones negativas y desgaste profesional, o que estas se mantengan bajo control.
Aunque, precisó que si los trabajadores de la salud o la población en general padecen de fatiga, ansiedad, miedo o frustración pueden acudir a los psicólogos cubanos que son más de 3 600 en todo el país, de ellos 1 400 se encuentran en la atención primaria, además de a otros especialistas en salud mental.
El jefe del Grupo Nacional de Psicología de la Salud reconoce que este tiempo de COVID-19 no debe representar una ruptura en las vidas de los cubanos, sino que debe revertirse la circunstancia para que represente un momento de crecimiento espiritual.
(Cubadebate, tomado del Minsap)