El Padre de la Patria, inmortal paradigma de todos los cubanos
El espíritu de dignidad y rebeldía heredadas también de la entereza mambisa de Carlos Manuel de Céspedes, nos hace evocar cómo este patriota fue capaz de no cejar en la lucha por la independencia de la Isla cuando el enemigo español le pidió renunciar a sus ideales a cambio de la vida de su hijo.
La dimensión moral de las mujeres y hombres de esta tierra, de la que ha hablado Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, ha estado muy presente en los tiempos fundacionales, donde habitan los ímpetus de luz como la hermandad revolucionaria, poderoso lazo que ha hecho de Cuba una familia gigantesca.
No fue más grande, dijo José Martí de Céspedes, cuando proclamó a su patria libre, sino cuando reunió a todos sus siervos y los llamó a sus brazos como hermanos.
Continuamos pensando como país con la hidalguía de la manigua redentora y el vede olivo de la Sierra Maestra, fortaleciendo la defensa y la economía.
Echaremos siempre abajo, porque podemos, los planes del gobierno de los Estados Unidos, sus lacayos, la central de inteligencia (CIA) y la contrarrevolución interna. La solidaridad, aquí, es estrella indestructible.
El pulpo imperialista le ha reforzado el cerco económico, comercial y financiero a la Mayor de las Antillas. Aplica crueles medidas para impedir el abastecimiento de combustible al archipiélago, teniéndose que enfrentar severos obstáculos para garantizar el suministro de hidrocarburos, necesarios en la actividad cotidiana de la nación.
Se adoptaron medidas temporales de emergencia, pero el pueblo de Cuba que se caracteriza por preservar su natural nivel de organización, mantiene en hogares, entidades y centros de trabajo las medidas de ahorro orientadas.
Con la pujanza de Carlos Manuel de Céspedes, inmortal paradigma de todos los cubanos, el pensamiento de Fidel y de los próceres de la independencia, continuaremos firmes sin hacer concesiones al norte revuelto y brutal. No hay marcha atrás. Bien claro se expresa en la consigna de ¡Patria o Muerte! a la que no renunciamos. A vencer es el llamado que se nos hace.