El mito que envuelve al famoso Día de Acción de Gracias
El mito del Día de Acción de Gracias encumbra la celebración de los peregrinos y los Wampanoag en 1621, evento que habría marcado la cooperación intercultural.
El Thanksgiving Day tiene sus raíces en el otoño de 1621, cuando los colonos europeos conocidos como los peregrinos celebraron una cosecha exitosa junto a la tribu nativa americana Wampanoag en Plymouth, Massachusetts. Así inicia el relato de lo que muchos historiadores consideran el mito del Día de Acción de Gracias.
La tradición que se ha transmitido de generación en generación menciona que tras un año marcado por la escasez de alimentos y las enfermedades, los nativos compartieron sus conocimientos agrícolas con los nuevos pobladores, lo que llevó a una cosecha abundante. En agradecimiento, los peregrinos organizaron un festín que marcó una cooperación intercultural.
El mito del Día de Acción de Gracias
La historia que se encumbra el cuarto jueves de noviembre se contrapone al sentir de las comunidades nativas. El investigador estadounidense David Silverman, autor de This Land Is Their Land: The Wampanoag Indians, Plymouth Colony, and the Troubled History of Thanksgiving, señala que los Wampanoag recuerdan la llegada de los peregrinos como un día de duelo, más que de agradecimiento.
También destaca que los nativos no entregaron voluntariamente su país a los peregrinos, como se ha replicado históricamente. El violento conflicto de la Guerra del Rey Felipe, que tuvo lugar entre 1675 y 1676, fue una lucha para liberarse de la invasión europea y una forma de decir: ‘Ya basta, no nos van a convertir en un pueblo subyugado y sin tierras’.
«El mito es que indios amigos, no identificados por tribu, dan la bienvenida a los peregrinos a América, les enseñan cómo vivir en este nuevo lugar, se sientan a cenar con ellos y luego desaparecen», explicó David Silverman en entrevista con la revista Smithsonian. «Entregan Estados Unidos a los blancos para que puedan crear una gran nación dedicada a la libertad, las oportunidades y el cristianismo para que el resto del mundo se beneficie. Esa es la historia: se trata de que los nativos cedan ante el colonialismo. Es incruento y en muchos sentidos una extensión de la ideología del Destino Manifiesto».
Silverman se enfoca en los Wampanoag, destacando que la alianza inicial entre ellos y los peregrinos fue una estrategia de Ousamequin, su líder, para protegerse de los Narragansett. A lo largo de 50 años, la relación enfrentó desafíos por la expansión colonial, enfermedades y explotación de sus tierras. La tensión culminó en la Guerra del Rey Felipe, devastando a los Wampanoag y cambiando el equilibrio de poder.
Un pueblo subyugado y sin tierras
La llegada de los peregrinos se sigue considerando el episodio inicial de contacto, menciona el investigador. Sin embargo, los Wampanoag ya tenían un siglo de interacción con europeos, el cual había estado marcado por la violencia y la esclavitud.
«La evidencia muestra que los nativos habían llegado a su límite y reconocen que si no se levantaban inmediatamente, se convertirían en subordinados sin tierras de la autoridad inglesa», afirma el investigador.
El mito del Día de Acción de Gracias omite el deterioro de esta relación, que condujo a una de las peores guerras indígenas coloniales. Además, no aborda la notable supervivencia y adaptación de los nativos a lo largo de los siglos, desafiando las probabilidades, el desplazamiento y manteniendo su presencia hasta hoy.
El origen de la cena de la actualidad
El Día de Acción de Gracias ha evolucionado a lo largo de la historia. Originalmente, las celebraciones inglesas consistían en días de ayuno y oración. Fue en 1769, cuando descendientes de los peregrinos en Plymouth impulsaron la idea de sus ancestros como los padres de América para revitalizar su relevancia cultural y fomentar el turismo.
Lo que volvió la historia relevante fue una publicación sobre la cena, escrita por el reverendo Alexander Young, que contenía una nota a pie de página: «Este fue el primer Día de Acción de Gracias, el gran festival de Nueva Inglaterra». Esta narrativa fue aceptada y Abraham Lincoln lo declaró feriado durante la Guerra Civil para promover la unidad nacional.
A finales del siglo XIX, en un contexto de ansiedad por la inmigración, la narrativa de los peregrinos y los indígenas compartiendo tierras se fortaleció para afirmar la supremacía cultural. Este mito fundacional también fue moldeado por la política racial, al integrar a los indígenas en el relato nacional en un momento de cierre de las guerras indias. Durante la reconstrucción, permitió a Nueva Inglaterra afirmar un pasado colonial pacífico, evitando confrontar sus aspectos oscuros de guerras y esclavitud. (Tomado de National Geographic en Español)