El magisterio en Cuba recibe el reconocimiento de todo el pueblo

En las escuelas cubanas el ejercicio constante de la palabra instructiva y educativa es fruición  espiritual que se alza bondadosa en la voz del educador para impartir el contenido nuevo o ejercitar cuestiones tratadas en algunas materias.

Fructifica el propósito fundamental en las aulas porque además de ser continua, a la vez constante, hay unidad espiritual entre maestros, educandos, familia y comunidad.

Es el pedagogo espejo de la ejemplaridad, donde se mirará de por vida la mujer y el hombre instruido. Cada uno, lo dijo sabiamente Martí, vivirá de su ciencia. Al llevarla en sí, no se le perderá, su existencia será fácil y segura.

Cuba es feliz, vale la reiteración, porque sabe educar bien a los hijos en la instrucción del pensamiento político, cultural, social, económico y en la invariable dirección de los sentimientos humanos.

En esta jornada dedicada a los profes de todos los sistemas de enseñanza, la obra del magisterio en la Mayor de las Antillas recibe el reconocimiento de todo el pueblo.

Fidel es presencia en cada uno de sus infinitos logros, fundamentados en la solidez científica, la calidad, eficiencia y la majestuosidad de cada docente al cual le debemos la formación integral de las pasadas y presentes generaciones.

Son los maestros fragua, identidad de lo que forma, crea, ama, abraza. Quien  dice educar, quiere de veras.