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Daniela y Moisés, “matrimonio” dorado del tenis de mesa

Santiago de Chile, 31 oct.- Daniela Fonseca y Jorge Moisés Campos unieron sus vidas para siempre. No necesitaron firmar un papel porque bastó la complicidad de las grandes parejas, el hambre de gloria y la maestría esculpida con muchísimo esfuerzo para coronarse en el doble mixto del tenis de mesa de los XIX Juegos Panamericanos.

Pocas horas después de acuñar los boletos que le llevarán a los Juegos Olímpicos de París 2024, resultaba improbable que les quedara espacio para más gloria. Tal vez un círculo muy estrecho, el del equipo cubano, podía pensar que contaban con la fuerza y la convicción necesarias para dorar sus nombres en la historia de estas lides.

Las dudas apuntaban hacia el altísimo nivel de sus rivales en la final, los brasileños Bruna Takahashi y Vitor Ishiy, que incluso tras la disfrutada barrida seguirán siendo favoritos en cualquier competencia.

Sin embargo, era el día de los cubanos, entre los más “eléctricos” de su delegación. El Centro de Entrenamiento Olímpico había sido testigo de la candidatura al trono lanzada por Daniela y Moisés, 28 años después de la última protagonizada por cubanos. Y terminó como el escenario mágico de una coronación que no sucedía desde la lejana edición de Indianápolis 1987.

«Esto es una locura. Felices, muy felices con una medalla de oro después de 36 años» repetía a todos Bárbaro Oliva, presidente de la federación cubana de este deporte, en referencia al título ganado por Carmen Miranda y Marisel Ramírez.

Si inesperado resultó el desenlace, más sorpresivo el camino. Los marcadores de 11-8, 11-6, 11-7 y 11-7 ilustran un tránsito más tranquilo que el vivido en semifinales, cuando también deshicieron los vaticinios dejando sin opciones a los favoritos locales Paulina Vega y Nicolás Burgos. Al menos les quedó como consuelo haber perdido con los campeones. Sintieron entonces que el ticket olímpico no era suficiente y conjuraron fuerzas para la estocada decisiva.

«Súper contentos y agradecidos con mi equipo, y con todos los que nos han seguido. Felices con haber clasificado en la mañana y con esta medalla de oro luego de más de 30 años», confesó Moisés, a quien todavía le quedan otros retos en este torneo.

«Salimos más que todo a tomar la iniciativa del partido, a llevarlo como habíamos planificado y las cosas salieron. Ellos estuvieron muy erráticos y lo supimos aprovechar», agregó sobre una victoria que hizo recordar la conseguida en el torneo preolímpico hacia Tokio 2020.

La hazaña terminó bordada con sus nombres, pero el listado de protagonistas es más amplio. Caben todos sus compañeros de equipo; los entrenadores, médicos, sicólogos, todos los que desde hace años vienen empujando a la par de Oliva para hacer realidad este sueño.

A ambos jugadores les queda mucho trecho por recorrer y quién sabe si más glorias que alcanzar, pero dos incursiones olímpicas consecutivas sobran para el orgullo.

No obstante, como si se tratase de la fecha del matrimonio, Daniela y Moisés no olvidarán este día. Año tras año, cada 30 de octubre, contarán cómo lograron destrozar las probabilidades y hacer vibrar a un país. A fin de cuentas, de eso también va el deporte.

OTROS RESULTADOS INDIVIDUALES Y DEL DOBLE

En los cuadros individuales se concretaron alentadores avances para la armada cubana. Entre las mujeres, Estela Crespo superó a la puertorriqueña Melanie Díaz y Daniela pasó sobre la trinitaria Rheann Chung .

El experimentado Andy Pereira salió airoso ante el venezolano César Castillo, algo que no pudo imitar Moisés, derrotado por el talentoso mexicano Marcos Madrid. Tampoco logró “caminar” Lizdainet Rodríguez, víctima de la también azteca Arantxa Cossio.

En el doble, Andy y Moisés aseguraron una medalla de bronce que buscarán mejorar este martes, cuando se enfrenten en semifinales a los argentinos Gastón Alto y Horacio Cifuentes. (Tomado de Jit)