Curiosidades habaneras
¿Hubo arcos de triunfo en La Habana? ¿Y una terminal de helicópteros? El parque Villalón, ¿es en verdad el parque Villalón? Sobre esto estaremos hablando enseguida en estas curiosidades habaneras.
Del otro lado del Parque Central, en la pequeña plazoleta situada entre la Manzana de Gómez y el espacio que a partir de 1927 ocuparía el Centro Asturiano (hoy edificio de las salas europeas del Museo) se levantó otro arco en homenaje al mayor general José Miguel Gómez, que accedía a la Presidencia de la República.
Para saludar la llegada al poder de Tomás Estrada Palma, nuestro primer presidente, hubo arcos de triunfo en el Barrio Chino y en la calle O´Reilly. También, frente a la estación de trenes de Villanueva y en otros lugares que ya no es posible identificar en las fotos. Con un arco de triunfo se rindió homenaje al dictador Gerardo Machado cuando visitó la ciudad de Cienfuegos y se le execró con otro tras su caída. Otros fueron dedicados a Machado en Santa Clara, su ciudad natal. Entre los que se recuerdan, resultan muy curiosos los que se emplazaron en la Carretera Central. Entre ellos, uno en el límite entre las provincias de La Habana y Matanzas para desear buen viaje a los que transitaban la vía. Hubo además uno consagrado al sanguinario Valeriano Weyler, en Monte y Águila.
Se le llama parque Villalón no el parque Villalón. Se le ha denominado asimismo parque de Neptuno y parque de La Fuente, pero el espacio enmarcado entre las calles C y D, Quinta y Calzada, en El Vedado, se llama en verdad parque Gonzalo de Quesada.
A comienzos del siglo XX se pensó construir allí un mercado de productos agropecuarios. A esa iniciativa se opuso el ingeniero José Ramón Villalón Sánchez, teniente coronel del Ejército Libertador, que tenía su casa de veraneo en la calle Quinta, frente al terreno donde pretendía emplazarse el mercado. Sería Villalón quien lanzaría la idea de construir el parque. Siendo secretario de Obras Públicas del presidente García Menocal solicitó que elaboraran el diseño para acometerlo, consiguió el presupuesto necesario y pidió que cada uno de los vecinos donara un árbol para resembrarlo en el lugar.
El pedido fue bien acogido en la comunidad y cuando la obra estuvo terminada, Villalón hizo llevar la estatua de Neptuno que Tacón había donado a La Habana durante su mandato y que dormía el sueño del olvido en los sótanos de un antiguo convento. Colocaron la estatua en una fuente. Gonzalo de Quesada murió en 1915. Fue entonces que de manera oficial se dio al parque el nombre del cercano colaborador de Martí. Tres años más tarde, el propio Villalón asumía la construcción del monumento que allí se erigió al patriota.
Si oye decir que hubo en La Habana una terminal de helicópteros no lo ponga en duda… A mediados de los años 50, en una burda maniobra especulativa, se demolió el viejo convento de Santo Domingo, de enorme valor histórico, para construir un edificio de oficinas en cuya azotea funcionaría la terminal de helicópteros de La Habana.
Las protestas de Emilio Roig, entonces historiador de la ciudad, y de otros intelectuales e instituciones de la época, no lograron impedir aquella arbitrariedad. En sitio, la manzana enmarcada por las calles Obispo y O´Reilly, San Ignacio y Mercaderes, mantuvo abiertas sus puertas la Universidad de La Habana, desde su fundación en 1728, hasta su traslado a la loma de Aróstegui, su emplazamiento actual, hasta comienzos del siglo XX.
Algunos organismos y empresas le había echado el ojo a aquella manzana. El Banco Nacional quiso edificar su sede en ese terreno y con ese fin lo adquirió en 1951 por 323 956 pesos. Lo traspasó a Terminal de Helicópteros S. A. que acometería un edificio para oficinas con todas las de la ley, con una inversión de más de dos millones de pesos. Desentonaba con las edificaciones aledañas.
La terminal, hasta donde conoce el cronista, no funcionó. El edificio mismo estaba inconcluso al triunfar la Revolución y el presidente de la sociedad, el ruso Vladimir M. Kresin, murió el 18 de enero del propio año de 1959. El Gobierno Revolucionario destinó el inmueble a Ministerio de Hacienda y luego se instaló allí el Ministerio de Educación hasta que la Oficina del Historiador logró recuperarlo. Sometió entonces su exterior a algunas remodelaciones a fin de adecuarlo al entorno, e instaló allí el Colegio Universitario de San Gerónimo.
(tomado de Cubadebate)