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Cuba y sus aportes a la salud cerebral global

La Habana, 10 mar.- Las demencias y otras enfermedades neurodegenerativas son consideradas en la actualidad como una prioridad sanitaria. Se estima que para mediados de siglo entre 115 y 135 millones de personas padezcan de alguna de las enfermedades asociadas al cerebro.

 

Diversos son los factores que conducen a su aparición y según la Organización Mundial de la Salud (OMS) una de las primeras causas es el envejecimiento poblacional, debido al incremento de la esperanza de vida sobre todo en los países de mejores ingresos.

La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia: se calcula que representa entre un 60 y un 70 por ciento de los casos, según datos de esa entidad de Naciones Unidas.

Estas enfermedades tienen un impacto físico, psicológico, social y económico no solo en las personas que la padecen, sino también en sus cuidadores, sus familias y la sociedad en general.

En la actualidad, varios proyectos mundiales se dedican al estudio del cerebro y sus enfermedades, los cuales requieren altísimos financiamientos. Los propios científicos consideran ante la emergencia, que cada estudio debe compartir sus datos, por la extensión de las investigaciones, las cuales buscan indagar en detalle la estructura y funciones del cerebro humano a través de avanzados equipos de neuroimágenes.

Cuba, país pequeño y de escasos recursos financieros, se inserta en un proyecto trinacional desde 2017 junto a China y Canadá, centrado en la búsqueda, comparación, exámenes y registro de datos.

Cada una de las naciones entrega determinado financiamiento para respaldar las investigaciones conjuntas previstas durante los tres años siguientes, asumido por el Fondo de la Ciencia de Quebec, la Fundación Nacional China de la Ciencia y el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba, a través del Fondo para la Ciencia y la Innovación Tecnológica.

Tras dos años de experiencia, el proyecto aporta ya los primeros resultados para crear un centro de datos común. Canadá facilita cinco pentabytes de datos y se tienen ya neuroimágenes de unas cuatro mil personas de ocho países.

Con una situación similar a la del mundo desarrollado por sus elevados índices de esperanza de vida; 78,9 años de promedio, autoridades sanitarias de la isla aprobaron a fines de 2018 el programa de Disfunción cerebral y mapeo cerebral, que busca llegar a un mejor diagnóstico de las enfermedades.

La idea es llegar a una mejor estrategia para la prevención, explicó a THR el científico cubano Pedro Valdés, quien dirige el Proyecto Cubano de Mapeo Cerebral desde 1990.

Valdés compartió criterios sobre el concepto de salud de precisión global del cerebro, una estrategia preventiva para frenar el avance de las enfermedades neurodegenerativas.

Se trata de un nuevo enfoque sanitario al igual que lo fue la secuenciación del genoma humano, que abrió un nuevo camino en las ciencias biológicas.

En este caso de la salud de precisión se busca el uso de marcadores genéticos para predecir cuando una persona tiene más riesgo de padecer la enfermedad, para seleccionar mejor tratamiento y posterior seguimiento de la enfermedad, a partir de análisis e investigaciones sobre el genoma, las conexiones cerebrales y las vivencias personales de cada individuo.

Sin embargo, el concepto se maneja por el mundo desarrollado con una visión diferente: como una medicina de precisión para países ricos.

El tema debemos abordarlo, explicó Valdés, desde dos puntos de vista, el primero que no puede ser un proyecto de élite, sino tiene que ser para las grandes poblaciones. No nos interesa que la gente tenga medicina, sino, que tenga salud pues resulta un concepto más amplio.

Cuando usamos la medicina, es porque estamos en presencia de una enfermedad y el criterio es de salud global, destacó.

Para el también miembro de mérito de la Academia de Ciencias de Cuba, el rol de la comunidad científica de la isla en los estudios sobre el cerebro es aportar conocimiento. No tendremos recursos económicos pero sí intelectuales, la fuerza de nuestras universidades, además de un sistema de salud, cuyo principio fundamental es el trabajo de prevención a partir del programa del médico de la familia.

A su juicio, es necesario mover más ensayos clínicos para la prevención de estas enfermedades y anclar este sistema al programa de atención primaria para lograr mejores tratamientos.

alb

* jefa de la redacción de Ciencia y Técnica de Prensa Latina.