[:es]Congreso de la UPEC: por un mejor periodismo y un mejor país [:]

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La Habana, 13 jul.- El X Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) abrió hoy sus puertas en el Palacio de Convenciones de La Habana, con la presencia de delegados e invitados de todo el país.

Con el lema “La verdad necesita de nosotros”, los profesionales de la prensa cubana se han dado cita para debatir los desafíos actuales del gremio, con la premisa de realizar un Congreso por un mejor periodismo y un mejor país.

El Decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana (UH), Raúl Garcés, expresó en las palabras de apertura que este Congreso “convoca a analizar cómo implementar la Política de Comunicación recién aprobada, y no debiera eludir dicha circunstancia.”

“Una política es un espíritu, un paraguas regulatorio, una herramienta para mirar el futuro articuladamente. Y, en el caso de Cuba, incluso en medio de amenazas históricas y presentes, es la oportunidad de redescubrir el Socialismo con un rostro simbólico moderno, participativo, innovador e irrenunciablemente democrático.”

Raúl Garcés, Decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

Garcés destacó puntos de partida que suponen fortalezas para la prensa cubana en la actualidad:

1.- Voluntad Política:

Los documentos de la Conceptualización del modelo han trascendido definitivamente la visión instrumental de la Información y la Comunicación, para concebirlas como recursos transversales al desarrollo.

Bienes públicos y derechos ciudadanos, no patrimonio de nadie, por muy buenas intenciones que tenga.

Herramientas para la rendición de cuentas y el control popular, no reliquias almacenadas en los archivos de algún funcionario.

Garantías de una cultura de transparencia, no pretexto para alimentar solapadamente prácticas de secretismo.

2.- Conciencia de la necesidad de modernizar el Estado, y de que esa meta pasa por utilizar más eficientemente la información, la comunicación y la tecnología.

De ella, precisamente, deberían venir, más que de cualquier otro sector de la sociedad, las soluciones para generar un gobierno electrónico fuerte, simplificar los trámites de las personas, acortar las distancias entre ciudadanos y servidores públicos, sin deshumanizar tecnocráticamente las relaciones sociales.

3.- Un ecosistema comunicativo radicalmente distinto al de décadas precedentes.

Cierto que el nuevo contexto supone retos, pero al mismo tiempo podría encarnar la condición de un Socialismo más participativo, capaz de desatar sus potencialidades desalienantes y reivindicadoras del ser humano como sujeto consciente y activo.

a) El desafío de la gestión:

Ubiquemos por un minuto en nuestras cabezas la realidad de un medio que, en breve tiempo, deba transitar de la ausencia de personalidad jurídica o un modo de gestión presupuestado, a otro “de tratamiento especial” o empresarial.

Esto, sin contadores ni equipo económico, ni departamentos de innovación entrenados en la venta de productos y servicios, ni profesionales dedicados a negociar la publicidad como fuente de financiamiento, o gestionarla en el entorno digital, será aún más difícil.

La situación es hipotética, pero cabe perfectamente dentro de las prerrogativas otorgadas por la nueva política. Por las razones y hasta sinrazones que sean, hemos aprendido más sobre producir y publicar contenidos, que sobre la gerencia de los medios como organizaciones periodísticas.

Una investigación reciente de la Facultad de Comunicación de la UH evidenció que las mayores lagunas en los directivos de medios radican, precisamente, en los procesos que más impulsarían un cambio organizacional.

Se sabe más de la gestión de procesos editoriales, pero menos de cómo funcionan las redacciones integradas, o la administración, o el manejo creativo de las redes sociales.

Otro estudio más reciente arrojó resultados igualmente inquietantes: la creatividad y la innovación son procesos escasamente valorados respecto a otros que caracterizan, a juicio de unos 100 periodistas entrevistados, el modelo de prensa ideal.

Lo anterior tiene que ver con una mirada desmovilizadora de cualquier ejercicio de planeación estratégica. Muchos de nuestros medios carecen de indicadores de desarrollo.

Todo ello es comprensible, dentro de una cultura profesional necesariamente preocupada por la portada del día, la noticia del momento, el titular más inmediato.

Pero, si queremos hacer el periodismo cubano sostenible, más nos vale construir cuanto antes una visión de futuro, traducirla a las especificidades de cada órgano de prensa, discutirla colectivamente entre todos los trabajadores y convertirla en resultados medibles, evaluables y verificables a corto, mediano y largo plazos.

b) El desafío de la institucionalidad:

Los expertos del Derecho nos recordarían que una institucionalidad fuerte depende de estructuras fuertes, de un marco regulatorio claro, de minimizar estilos discrecionales, de disponer de recursos humanos capacitados para ejercer la comunicación sin improvisaciones.

Decíamos antes que la institucionalidad de la prensa no es ni puede ser una Isla al margen de otras institucionalidades. Si así fuera, el problema de tener mejores medios se resolvería puertas adentro, y ya somos suficientemente maduros como para admitir que las transformaciones que nos conciernen trascienden, en mucho, la buena voluntad de los periodistas.

Padeceríamos menos el secretismo si las estrategias de comunicación de algunas entidades públicas no fueran documentos muertos, engavetados a la espera de revisiones “de arriba”. Si las direcciones de comunicación estuvieran debidamente jerarquizadas en los organigramas institucionales, si entendiéramos que la cultura comunicacional no es patrimonio solo de comunicadores y periodistas, sino también de los decisores, de los servidores públicos, de toda la sociedad.

c) El desafío de la apropiación:

Una de las propuestas probablemente más osadas de la política es la creación de una estructura para gestionar la comunicación.

Sin antecedentes en 60 años de Revolución de un Ministerio dentro de este ámbito, el nuevo órgano que surja —si como aspiramos fructifica la propuesta— deberá conquistar su autoridad a fuerza de persuasión, capacidad articuladora, paciencia, inteligencia para posicionar una visión proactiva de la realidad y buenos resultados.

Ojalá entendamos, sin embargo, que esa misión nos corresponde absolutamente a todos. Esta política es del Partido y por tanto de los ministerios, las Tiendas Recaudadoras de Divisas, la Salud, la Educación, el Deporte, la sociedad civil, los ciudadanos.

d) El desafío de la innovación:

Julio García Luis advierte un hecho alarmante en su libro Revolución, Socialismo, Periodismo:

“Donde más atrasados estamos, donde mayores son nuestras ineficiencias, donde menor claridad conceptual parece haberse alcanzado, es en el campo de la comunicación y la información. Pero esta, sin embargo, no es una esfera cualquiera. Es la arena principal de la confrontación de ideas a escala mundial, y en la que descansa, cada día con más fuerza, el sistema hegemónico global del imperio y el capitalismo. Es el sitio donde se decide quién vence a quién en la lucha por las conciencias y por la Cultura (…) Debiera ser el punto donde más sólidas, creativas e irrebatibles fueran nuestras concepciones y proyecciones.”

La Política de Comunicación prevé como fuentes de financiamiento de nuestros medios, la venta de productos y servicios, la cooperación internacional, la publicidad, el patrocinio, entre otras modalidades.

Es una buena oportunidad para construir alianzas, para darle músculo al sistema de medios públicos, para trascender la producción de contenidos y detenernos en el valor agregado que pudiera generar cada organización periodística. Esto, sin deslumbramientos, sin amplificar eufóricos el peso comercial en la balanza de las ganancias.

Dirigir un medio en la Cuba de hoy exige cultura, criterio propio y mucha sensibilidad política. No minimizar las amenazas, pero tampoco dejar pasar, por facilismo, inercia o cobardía profesional, las oportunidades.

e) El desafío de la credibilidad:

Algunos pensarán que llegamos a este Congreso para discutir exactamente los mismos problemas que en el anterior. Y en todo caso merecemos y debemos hacer todo lo necesario para que no sea así.

Para decirlo claramente: el futuro de la Revolución cubana se juega en los terrenos económico y político, pero también y con mucha fuerza, o incluso especialmente, en el campo simbólico.

En la sesión de la mañana se presentó al plenario el Comité Nacional de la UPEC, integrado por 25 miembros de los diferentes medios de prensa del país.

El panel “¿Cómo contribuir desde la prensa y el periodismo cubanos a la implementación de la Política de Comunicación?” invitó a miembros de la UPEC y delegados al congreso a tomar la palabra, en intervenciones oportunas, sagaces y reflexivas sobre el papel de la prensa en la sociedad cubana actual.

Bajo el lema “La verdad necesita de nosotros”, los profesionales de la prensa cubana se han dado cita para debatir los desafíos actuales del gremio.

El X Congreso de la UPEC abrió sus puertas este viernes y concluirá mañana, en el Palacio de Convenciones de La Habana.

(Tomado de Cubadebate) (Fotos: Irene Pérez/ Cubadebate.)[:]