Cayo Muerto en el imaginario popular de Santa Cruz del Sur (+ Fotos y Post)
Santa Cruz del Sur, 8 feb.- Cayo Muerto (Bajo), un pintoresco islote a unos 30 metros de Punta Bonita, estaba cubierto de poca vegetación. Devastado por el huracán Paloma (1), formaba parte del imaginario popular y símbolo identitario del poblado de Santa Cruz del Sur.
En la investigación «Derrotero de las costas de Cuba. Región marítima del Sur. De Cabo Cruz a Punta Aguilar», se describe ese bello entorno. La playa «se encuentra a lo largo de un segmento de costa» que se extiende desde Punta Bonita (este) hasta las proximidades de Carenero (oeste). «En el lugar la costa es baja, areno-fangosa con aislados árboles, casuarinas y cocoteros».
Añade la publicación, editada en 2014, que «antes del Huracán Paloma era un cayo cubierto de vegetación; en la actualidad es un bajo a menos de dos metros de profundidad».
Del islote solo sobrevivió al azote del huracán, un mangle, el mangle solitario que asoma sus hojas milagrosamente sobre la superficie del mar, un llamado de la naturaleza a recuperar uno de los símbolos de la playa santacruceña, si plantamos posturas a su alrededor.
Ana González escribió: «Se podrá hacer una tradición, nadar todo el que visite La Punta y tirar una pequeña piedra, así, volver a recuperar nuestro cayo.» No podíamos llegar y pasear por la playita del cayo sin pisar los erizos.
Asegura Fidel Eloy Suárez León que «el nombre de Cayo Muerto está relacionado con mi abuelo Chano Suárez. No lo conocí. Nos lo dijo mi papá Lilo Suárez, quien sobrevivió al huracán del 9 de noviembre de 1932».
El texto «Derrotero de las costas de Cuba. Región marítima del Sur. De Cabo Cruz a Punta Aguilar» puntualiza que, entre «Cayo Muerto y Punta Bonita, cruza La Pasa que conduce a la dársena (la Cañada), del Combinado Pesquero de Santa Cruz del Sur (hoy EPISUR), en el que radican las principales instalaciones pesqueras de la zona». (2)
Según la leyenda, en la época colonial piratas hacían estancia en ese cayito, comenta Jesús Rodríguez Sánchez.
En tanto, pescadores de Lista Quinta (pesca comercial privada) utilizaban a Cayo Muerto como varadero. Allí se realizaban mantenimientos ligeros a botes de bajo calado, mientras en temporadas estivales funcionaba, en horario diurno, como centro de recreación.
El entorno era ideal para que al final de cada entrenamiento de preparación para competencias nacionales e internacionales, atletas de kayak y canoa realizaban breves estancias en la diminuta isla.
Foto: cortesía del autor
«Cuando era una adolescente atravesaba a nado el canal para llegar a Cayo Muerto», recuerda María Isabel Carmenates Ramírez. «De niños era toda una aventura nadar hasta el cayito».
Vuelvo sistemáticamente a Playa Bonita, aunque como se enfatiza en el poema de Fernando García «el tiempo juega sucio y se habrá/ encargado de destrozar todo aquello/que un día te hizo feliz.»
De Cayo Muerto guardo añoranzas y momentos hermosos de mi niñez, adolescencia y juventud, aunque también me entristece observar «un bajo de menos de dos metros de profundidad». (3)
El Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez puntualizó: «Nada vuelve a ser lo mismo dos veces./ Ni el Amor./ Ni las Personas./ Ni la Vida./con el tiempo todo pasa».
Vista de Cayo Muerto en 2017/Foto: comunicador Miguel Vázquez Pino
Notas:
(1) El huracán Paloma devastó la zona de Playa Bonita, exactamente el 8 noviembre de 2008, 78 años después del fenómeno atmosférico del 9 de noviembre de 1932, con un saldo de alrededor de cuatro mil víctimas entre muerto y desaparecidos.
(2) Posee un pequeño espigón de madera, destinado al atraque de embarcaciones menores, con sistema de puntos de amarre y defensa de neumáticos.
(3) Erigio B. González, María Soledad Branly Naranjo y Mario Iglesias Campilo: «Derrotero de las costas de Cuba. Región marítima del Sur. De Cabo Cruz a Punta Aguilar». Editoriales GEOCuba y EDIMAR, 2014. Págs. 47 y 48.
Autor: Lázaro David Najarro Pujol/Ilustración: René de la Torre Aguilar